En el inicio
del período de alegaciones al Plan Especial de Protección del Casco Histórico Artístico
de Tui (PEPCHA), el concejal del casco histórico pidió colaboración ciudadana para
sacarlo adelante. Sin embargo, las casi dos mil firmas de rechazo al tráfico
rodado de salida del aparcamiento proyectado en los terrenos de deporte del
Seminario Conciliar, atravesando el Paseo de la Corredera, ha llevado, ¡ay!, a
este chico pródigo y prodigio en salidas
de patas de banco, a desmentirse
diciendo, “la gente no sabe lo que firma”. De semejante manifestación, cabría
deducir por extensión correlativa, aunque
nunca se atrevería a tanto este protagonista de numerosas “delicias” edilicias
(relativo al cargo de edil), que la gente no sabe lo que vota. Pero no descarto,
a la vista de cómo se van retratando algunos concejales de pobre gobierno, de que
sí sabiendo la gente lo que vota, no sepa a quién vota.
El
aparcamiento citado está mal ubicado, y darle salida al mismo atravesando el lugar de encuentro por excelencia y ejemplo
de nuestro mejor urbanismo, es un error mayúsculo que atenta contra su vocación
peatonal. Me indicaba, acertadamente, un amigo, que el lugar adecuado a tal fin,
por ubicación céntrica, extensión superficial y conexión directa con la carretera
nacional, son los terrenos ocupados por las piscinas municipales y las pistas
deportivas del casino. Cabe, pues, reubicar ambas instalaciones y ajardinar la
cubierta de los forjados de las plantas de garaje, cuyo perfil escalonado se
adecuaría a la orografía del terreno. Del mayor coste de este planteamiento
tiene la culpa la tradicional política de improvisación y a salto de mata, que
cercena toda capacidad de ordenación urbanística.
El PEPCHA de
Tui llega tarde, pues, como me dijo tiempo atrás la arquitecta jefe de
Patrimonio, “ahora xa non hay nada que protexer”, refiriéndose a las
construcciones ilegales levantadas en la antigua Zona de Respeto vulnerando la
ordenanza cinco, que prohíbe las alteraciones de volumen en ausencia de un Plan
Especial, y porque se perdieron las ayudas europeas para rehabilitación de
cascos históricos. Pero, además, su acción protectora se ve gravemente empañada
al proteger a estos y otros edificios ilegales (“Beira Miño”, sentenciado con
demolición,“Kiwi”, el voluminoso inmueble de las antiguas viviendas de la
Marina, etc.) declarándolos “en ordenación”. Es chocante, también, la
justificación del equipo redactor de no recuperar el baluarte del Olmo: “non é posible a súa recuperación
salvo coa reposición dunha morea de terra”.
Los beneficios
de este Plan serán imperceptibles a medio plazo, salvo la mayor rapidez de
tramitación de licencias, y la amnistía urbanística para los inmuebles de
propiedad en origen de los poderes fácticos locales. Ni siquiera la
peatonalización del casco histórico será efectiva en este período.
La dificultad de la ciudadanía de disponer de
tiempo y especialización necesarios para poder entender y estudiar la extensa y compleja documentación
de un Plan, es utilizada por los políticos para hacer favores a los suyos,
además de para cometer atropellos personales y urbanísticos.
Dicen los del gobierno municipal que quieren romper con el pasado. ¿Quién puede creerles? Ni ellos mismos se lo creen. Tampoco es posible sabiendo quienes tienen detrás el alcalde (el suegro)y el concejal de deportes y del casco histórico(el suegro y el lider político del partido TUI).
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