domingo, 26 de septiembre de 2021

El traje de lujo de la sede del club Kayak

          No pretendo realizar un análisis arquitectónico de la futura imagen que exhibirá el pabellón sede del club Kayak tudense una vez concluidas las obras de adecuación y ampliación proyectadas, pese a que toda obra pública queda sometida permanentemente al parecer y juicio de la ciudadanía, sino, fundamentalmente, reprobar la desmesura económica comprometida para una actividad elitista como es la producción de campeones, cuyo uso y rentabilidad social está en entredicho.

          La oposición municipal, en situación de mayoría, que al principio se había mostrado firmemente en contra de destinar 650.000,00 euros para tales obras, terminó por  aceptar  la manifestación  plenaria del alcalde y líder del gobierno cuatripartito, de que si bien dicho importe corresponde al presupuesto del proyecto arquitectónico, el coste real de adjudicación de las mismas sería bastante inferior, y apoyar con sus votos la medida. Pero no porque pecaran de crédulos, sino tras entender que el oponerse le restaría simpatías entre el electorado. Como era previsible, el presidente de la Corporación, incumpliendo su promesa, blindó la cuantía inicial al objeto de  destinar el montante de la baja anunciada  en lujos como el traje de gala, que no piel, que lucirá el inmueble.


                       Fachada frontal del pabellón en la actualidad
       
                         Fachada sur del pabellón en la actualidad

                          Galpón prácticamente adosado al pabellón 

              Pabellón y las dos construcciones que le acompañan

                           Cuerpo trasero sobresaliente del pabellón

                              Vista elevada del cuerpo posterior


                            Imagen final del pabellón según el proyecto

                               Fachada lateral final según el proyecto

          Dejando a un lado la calidad del diseño de la imagen exterior, entendido como ejercicio estético en sí mismo, y de manera aislada, advierto, por una parte, cierta descontextualización, ya que parece concebido como si se tratase de un inmueble exento situado en lugar despejado, de hecho, así se muestra en las infografías, cuando en realidad está flanqueado por arboleda espesa, que oculta su visión, en las fachadas sur y  trasera,  y parcialmente en la frontal que da al río, y, por la derecha, por un galpón-almacén (el vecino pobre) de una empresa particular, cuya acusada elementalidad y precariedad constructiva contrasta negativamente desmereciendo el conjunto. Todas estas circunstancias propias del entorno convierten en prácticamente estéril  el esfuerzo de diseño realizado por los proyectistas, por otra parte, de difícil, si no imposible integración en el medio. Y, por otra, a mi entender, que el alarde de modernidad no parece estar en sintonía con espíritu de sobriedad, simplicidad y economía de movimientos característico de la práctica deportiva. No se trata, pues, de reproducir la repetida estética de nave fabril de hormigón, por desgracia tan característica de los pabellones de deportes al uso,  sino de obtener un volumen discreto pero digno, de líneas sencillas aunque no exento de carácter.

          En ningún momento cuestioné la necesidad de adecuar las actuales instalaciones deportivas ya por razones de salubridad, adecentamiento y/o  ampliación del espacio disponible, sin embargo sigo sin aceptar que se invierta, o se gaste (como ustedes gusten llamarlo), semejante cantidad de dinero para una actividad exclusiva, sin mayor beneficio social que el de cultivar el evanescente orgullo local deportivo, habiendo tantas necesidades básicas en el municipio sin atender que afectan a un muy superior número de beneficiarios.

          A tenor del desarrollo del asunto, y de la  mentalidad política imperante, no me sorprende que a la portavoz de un partido de la oposición, deslumbrada, como tantos otros, por la novedosa imagen del proyecto, y quizás por su vinculación anterior con el gobierno que defendió la idea, le haya faltado tiempo para, sin mayor criterio, reflexión ni sentido de responsabilidad en la administración de los caudales públicos,  acoger el diseño con su aplauso anticipado.  

          Como somos ricos y el futuro es prometedor, gastemos con irresponsable alegría el remanente de tesorería en obras de ostentación populista.

 

                 José Antonio Quiroga Quiroga