sábado, 19 de agosto de 2017

Desconexión y Unidad


 

Tras las consecuencias desastrosas de un atentado suelen venir los llamamientos a la unidad; que en la mayoría de las ocasiones solo acontece en la convergencia de la población en el dolor. " Barcelona nos une a todos" es uno de los lemas que recoge el sentimiento general. Pero no es tanta la unidad en el plano político que, de producirse, tiene lugar momentáneamente y en el marco de la obligada formalidad protocolaria  por imperativo de las circunstancias.

                Una vez que afloraron ciertos datos sobre la supuesta explosión de unas bombonas de gas butano y propano, o del explosivo llamado "la madre de satán", de cual  se encontraron restos en una casa de Alcanar (Tarragona), en la que murieron dos de los ocupantes,  y resultó herido otro, de nacionalidad marroquí, se sabe ahora que era el centro de operaciones y planificación de un atentado de mayores proporciones que el sucedido en las Ramblas de Barcelona. También salió a la luz, tímidamente, que los Mossos que investigaban las causas de la explosión en Alcanar no avisaron a la Policía Nacional ni a la Guardia Civil (la crónica del País digital que recogía, al final de la misma, este detalle de la incomunicación entre las fuerzas de seguridad, parece que ha sido retirada, pues ya no soy capaz de localizarla).




Casa de Alcanar, tras la explosión.

Decía un entrevistado en una cadena de televisión, que las fuerzas operativas sobre el terreno, Mossos, Policía Local, Guardia Civil y Policía Nacional, trabajan unidos sin fisuras, pero que no sucede así en el ámbito político- administrativo. Es sabido que suele darse cierta incomunicación entre los diversos cuerpos y fuerzas de seguridad por prurito de clase, competencia profesional e, incluso, promoción personal de cargos, pero si a estas absurdas barreras del individualismo unipersonal y el aislamiento orgánico se añade el sentimiento de suficiencia y de no injerencia en los asuntos que consideran de exclusiva competencia  no ya autonómica sino nacionalista, no nos extrañemos que, pese a que disponemos de una eficaz y experimentada organización antiterrorista, sucedan hechos tan dramáticos, que trascienden las fronteras establecidas.

                       José Antonio Quiroga Quiroga
 

viernes, 4 de agosto de 2017

La Reurbanización de la calle Casal Aboy


Con el pomposo proyecto de reurbanización de la calle Casal Aboy, cuando el término justo sería remodelación simple, y la fantástica, por imposible,  aspiración de convertir una calle estrecha en plaza alargada y lugar de encuentro (qué mejor lugar de concurrencia social que el centro de salud), se va a cometer un grave error de concepto y de bulto, que puede acarrear  graves consecuencias. No tiene sentido que se estreche el vial de acceso a un centro de salud, como tampoco lo tendría el de una estación de bomberos o a cualquier edificio que atiende emergencias; máxime cuando se trata de calle muy dinámica y saturada de tráfico, en la que se encuentran, un supermercado, la oficina de empleo, la escuela infantil, el instituto de enseñanza secundaria obligatoria, y paso casi obligado para acceder a la plaza de abastos. El futuro cambio de sentido de la circulación  en la calle Casal Aboy no remedia el problema, porque el acceso a la misma desde la calle Compostela no evita que se produzcan  embotellamientos en la primera y retengan a las ambulancias en la calle Orense. 

Se proyecta, pues,  reducir el ancho de rodadura de 8,30 m a 3,50 m, de modo que no pueda estacionar ningún vehículo en doble fila, pero tampoco puede circular otro en paralelo en caso de bloqueo del vial; y son diversas las  causas posibles: retenciones, avería, colisión, etc., y ensanchar la acera izquierda de 1,75 m a 4,55 m, para luego ocupar los 2,80 m de aumento  con jardineras, bancos monolíticos de piedra y pérgolas, de modo que quedaría el mismo ancho de acera útil para transitar,  lo cual no supone mejora alguna para el desplazamiento de los peatones.

Calle en la que se va a construir una plaza sin derribar ningún edificio
Si bien la acera mencionada requiere de más ancho por el intenso tránsito que soporta, cabe aumentarlo hasta los 3,05 m, guardando un ancho de rodadura de 5,00 m, que posibilita, en caso de necesidad, el rebasar cualquier vehículo que obstaculice la normal circulación, y destinando, adosado a la acera opuesta, 2,00 para el aparcamiento en línea.

No soy partidario de introducir en las aceras nada que reduzca el ancho disponible (en Tuy, en las calles nuevas, existen varios ejemplos de aceras semi inutilizadas por errores de este tipo), excepto bancos donde el ancho lo permita. Tampoco árboles, salvo en bulevares y aceras de ancho mayor de 5,00 m, pues en las estrechas, incluso los de desarrollo medio, acaban por invadir terrazas y ventanas, reduciendo la entrada de luz, tapando las vistas y ofreciéndose a los ladrones como medio para escalar hasta las viviendas.  

Si ya la ubicación del centro de salud es un error irremediable que ha cercenado la creación de un gran espacio central ajardinado, y que funciona al margen de la legalidad por carecer de una sola plaza de aparcamiento, ahora, para empeorar la situación, va a  sumarse otra metedura de pata, con la diferencia respecto del centro de salud de que es subsanable; pero no gratis.

No es necesario ser urbanista para percatarse de lo absurdo de la actuación proyectada, pero, por lo visto, quienes se postularon para dirigir nuestros destinos carecen de perspicacia para darse cuenta de ello. Hace pocos días, el concejal de deportes hacía un desafortunado llamamiento a la ciudadanía demandando de los administrados sensatez y sentido común. Como tal la petición solo corresponde hacerla a los contribuyentes hacia los políticos, y dado que se va a acometer una obra sin sentido, aprovecho la ocasión para devolverle el recado.

 

                             José Antonio Quiroga Quiroga