miércoles, 26 de abril de 2017

Las fiestas "torreiro" de San Telmo


 

No es verdad que en Tuy  llueve diferente, como reza el  popular título del libro de Pedro Díaz Álvarez. En lo social como en lo político, en Tuy llueve como de costumbre. Como corresponde a su inalterable identidad pétrea,  inmune y ajena a los vientos frescos de frontera. El hecho diferencial reside en el distinto compás con que el tiempo pasa en esta ciudad-pueblo. Diría que es lo único que se detiene en Tuy. Todo lo demás es mero tránsito.

Cuando Tuy disponía de su particular “torreiro” (superficie de tierra situada en lugar más o menos despoblado), es decir, el Campo de la Feria, el formato rural de fiesta patronal, que, en muchos aspectos, continua repitiéndose sin solución de continuidad, tenía sentido y éxito destacado en comparación con las del entorno.  Hoy día, en ausencia de un recinto ferial, el modelo de fiesta “torreiro" no es tolerable, por insufrible, en un recinto urbano. A la fiesta se va voluntariamente. No se impone por megafonía a la práctica totalidad de la población, sana o enferma, con música  ruidosa en exceso durante todo el día y parte de la noche (la misma de siempre que luego, de manera redundante, interpretan las orquestas), salpicada con el machaqueo cargante e impropio de las cuñas publicitarias como si se tratase de una feria.

La construcción del nuevo centro de salud,  que imposibilitó la utilización del lugar habitual de instalación de las atracciones mecánicas por incompatibilidad con la actividad sanitaria, algo que no podía pillar por sorpresa al gobierno municipal,  que, sin embargo, para desconsuelo de los pequeños, gestionó a destiempo la frustrada alternativa de ubicación, evidencia que la fiesta de San Telmo tiene que orientarse hacia un formato urbano compatible con la vida residencial, en el cual deben predominar, entre otras, además de las ofertas gastronómicas (ausentes en esta edición, como también la Feria Agrícola) y los eventos culturales de interior (cine, teatro),  actividades de calle que sustituyan a las referidas atracciones, tales como títeres, magos, guiñoles, cuenta cuentos, etc. En el apartado musical sería conveniente sustituir las trasnochadas orquestas verbeneras por conjuntos folclóricos, conciertos y grupos musicales, más en sintonía con los gustos del momento. Y por descontado, la sostenida e insoportable barahúnda sonora ambiental  de la invasiva megafonía,  que alcanza a todos y a todas partes (la fiesta no va por barrios, es total), y que  en ciertos momentos, para mayor aturdimiento, se solapa con la música en directo de las orquestas, debe erradicarse de una vez y para siempre.

En cuanto al apartado último de celebraciones, en coherencia con el orden protocolario de secuencia de actos, tal y como exige la deferencia y honra debida al patrón de la ciudad, con eterna vocación de pueblo, las fiestas deberían finalizar, sin más verbena añadida perturbadora del ya necesario descanso, con el solemne broche de la procesión y la tirada de fuegos de artificio.

 

                               José Antonio Quiroga Quiroga

miércoles, 5 de abril de 2017

"Buena Gestión"


 

Escuché con atención las declaraciones del alcalde de Tuy, Enrique Cabaleiro, en su turno de la ronda de entrevistas de la radio municipal sobre el remanente de tesorería y los cíclicos rumores, cual marea que vuelve, sobre una moción de censura. Observo que se expresa bien, con soltura, facilitada ésta por la actitud  en exceso galante, típica de la casa con los políticos, mayormente si se trata de un regidor,  del conductor del programa, que  raramente suele ejercer de Voz de los oyentes. En Brasil dirían que “fala bonito”, sí, pero  con falta de propiedad: no se sabe si por ignorancia, y confunde los conceptos, o conscientemente y trata  de embaucar a los potenciales votantes.

Califica el señor Cabaleiro de buena gestión la realizada por el grupo de Gobierno durante los casi dos años de mandato, porque han ahorrado más de tres millones de euros (3.400.000), con políticas de austeridad en el gasto (rotundamente falso en lo referente a la despendolada delegación de deportes), ya que los gobiernos anteriores, sumado todo el ahorro, no han conseguido, apenas  poco más de cinco. No se entiende entonces por qué se lamenta de que la Regla de Gasto, impuesta por el Gobierno central, limita severamente el incremento de los presupuestos, si luego resulta que en cada ejercicio le sobran cerca de dos millones.

Ahorrar para qué, para quien o para quienes. Quizá para que la banca haga negocio con el dinero  de los contribuyentes. Solo tiene sentido que un ayuntamiento ahorre si las arcas municipales están vacías o  sobre ellas pese deuda apreciable. En caso de buena salud de la hacienda municipal lo ingresado debe revertir, sin dilación, en servicios e infraestructuras para la ciudanía.

Sin embargo, de repente, en manifiesta contradicción con lo manifestado anteriormente, decide, con un golpe brusco de timón, girar 180º y echar la casa por la ventana, sabedor de que camina sobre una cuerda floja, en lo que parece una huida hacia delante para tratar de afianzarse en el cargo, y declara estar resueltamente decidido a consumir los millones de euros acumulados. Es más, ha declarado que ha encargado la redacción de numerosos proyectos, cuyo coste de ejecución supera la cantidad de quince millones, pese a haber reconocido que la ejecución de algunos de los proyectos aprobados en pleno a cargo del remanente de tesorería no se podrán finalizar en este mandato.

Bien está que el grupo de gobierno se decida a invertir el superávit en servicios e infraestructuras, si bien no debe hacerse con precipitación, sino con reposo reflexivo que permita el oportuno asesoramiento, la confrontación de ideas y argumentos, además del razonable establecimiento de prioridades. Pero no es decisión cabal, ni responsable, la fiebre desatada de encargar proyectos a mansalva  a sabiendas de que, con seguridad, no podrán ser abordados durante el mandato del regidor en ejercicio, por cuanto no se puede garantizar que el actual grupo de gobierno repita, que el  alcalde de la futura corporación sea el que hoy la preside, como tampoco que un nuevo  futuro gobierno municipal haga suyos los proyectos encargados. Ciertamente, no es comportamiento sensato, ya que conlleva potencial condicionamiento de la acción de gobierno de la corporación entrante, al sentirse responsabilizada con el gasto efectuado, aunque discrepante con los proyectos, o la desestimación de dichos proyectos, y el consiguiente  despilfarro de dinero.

 

                                     José Antonio Quiroga Quiroga

sábado, 1 de abril de 2017

El Paseo de la Corredera


 

Aprovecho la oportunidad, ahora que el Paseo de la Corredera ha recuperado su verdadero carácter, imagen y diafanidad, al haberse retirado  las banderas que lo jalonaban  como si se tratase, falsamente, de un puerto deportivo o de un recinto ferial, y no como corresponde a un espacio perteneciente al recinto histórico de la ciudad, cuya estética está regulada por determinadas reglas, para tratar de corregir la errónea “versión” al gallego dada al mismo  como Paseo da Corredoira.  Denominación improcedente, por partida doble: primero, por  aplicación errónea de la palabra Corredoira: “camiño de carro, estreito e profundo que discorre entre valos ou outras elevacións do terreo”), pues Corredera es nombre con el que se designa,  en varias localidades de España, a calles y plazas, que estaban próximas  a las ferias de ganado, en las que se probaban los caballos haciéndoles correr para ver si tenían algún defecto; y, segundo, porque, de manera redundante y absurda, significa, literalmente, Paseo del Camino. Entiendo, en ausencia de criterio más autorizado, que la traducción que más se acerca a la verdadera acepción, dado que en gallego no existe una palabra que designe tal actividad, sería, Paseo das Carreiras, o Paseo da Corredera, como indican algunos traductores. Es de lamentar que nomenclaturas impropias propicien la pérdida de las referencias y esencias etimológicas de determinados lugares, que han sido escenario del desarrollo de las culturas locales, en  este caso, del tan relevante, social y urbanísticamente, Paseo de Tuy. Si de verdad defendemos la lengua gallega, no permitamos que se nos pueda decir que en la ciudad que fue  antiguo reino de Galicia no sabemos emplearla con propiedad.
Imagen recobrada de la Corredera tras la retirada de las banderas
Ya puesto a hablar de la Corredera, quiero detenerme en el conjunto escultórico ecuestre de la Glorieta de Vigo. Mal ubicado, y colocado con calzador, por una debilidad propagandista del artista (pretendía que fuese vista por el máximo de transeúntes, al tiempo que potenciales clientes). Y pobremente complementado con un estanque de jardín casero que rodea  una base formada por “encachotado” ordinario de piedra.

Digo que está mal ubicado porque toda escultura, por su singularidad e importancia, debe presidir el espacio tributario sobre el que se asienta, sin que se lo dispute ningún otro objeto. En este caso es patente es conflicto de competencia existente entre la pérgola y la escultura, dada la apretada vecindad; además de la reducción de espacio libre de la glorieta que ha causado la implantación de la escultura. Si ya la base de “encachotado” es un menudillo de piezas sin dignidad alguna, un problema de filtración de aguas del estanque, que ha causado daños a un semisótano comercial próximo, y que el Ayuntamiento hubo de costear las reparaciones, el burdo encintado con cemento especial para impermeabilización de las juntas de la piña de mampuestos, añade más vulgaridad al conjunto.
           Lo procedente sería retirar el conjunto y colocarlo en otro lugar, a elegir, pero como es operación cara, y hay otras necesidades más apremiantes, considero que se debería eliminar el ridículo estanque oval, recortar la base alargada de “cachotes”, para liberar espacio, y sustituir un buen número de ellos por unas pocas rocas de considerable dimensión ( por razones estéticas y de robustez expresiva,  debería ser una sola la que sirviera de base la que debió colocarse), como si estuviese apoyada en un subsuelo rocoso. Con ello ganarían en dignidad el propio conjunto escultórico, la pérgola y el espacio disfrutable de glorieta.







Encintado burdo que añade vulgaridad al conjunto

Detalle de la grosería de encintado de impermeabilización


     Las intervenciones en los cascos históricos, máxime en piezas artísticas, no deben llevarse a la ligera y sin el asesoramiento de expertos, a riesgo cierto de incurrir en errores que  menoscaban, la ya maltrecha de  belleza urbana y paisajística que posee Tuy




                                               José Antonio Quiroga Quiroga