A la política de Tuy, como a la de cualquier
población, se puede ir por varios motivos y se puede llegar, no importa desde
dónde, por distintos caminos, aunque no
todos lícitos y democráticos.
En el pleno de la moción de censura, rico en matices
y en referencias sobre actitudes y comportamientos personales, el exalcalde Cabaleiro, en su intervención final, dijo, a
modo de velada justificación y críptica explicación: “llegué a la política de
Tuy por circunstancias políticas”. Podría haber añadido también que llegó a la alcaldía por circunstancias políticas
(de todos conocidas), y que por
circunstancias políticas (igualmente de público conocimiento) desanduvo el
camino. Pero muy pocos conocen la referidas circunstancias políticas de su
desembarco en la política tudense.
El punto de arranque
nace de una confluencia bipolar de intereses y ambiciones políticas personales
compatibles, que redundaban en beneficio recíproco de ambos polos atractivos.
Por una parte, estaba la figura de Luis Gómez
Piña, concejal del ayuntamiento de la Cañiza, diputado autonómico y secretario de organización del PSOE de la
provincia de Pontevedra, que aspiraba a ser secretario provincial, cargo ocupado
en ese momento por Modesto Pose (que gozaba del apoyo del comité local del PSOE
de Tuy), y que suponía una envidiable plataforma-trampolín para ser elegido candidato a diputado en
las Cortes Generales. Por la otra, “Kiko Cabaleiro”, concejal de Medio Ambiente en el ayuntamiento
de Salceda de Caselas, sin posibilidad a
la vista de llegar a ser un día regidor
de su propio municipio, dignidad que desempeñaba su colega de corporación
Marcos Besada, que debió vislumbrar que, al mudar su residencia a Tuy, podría,
sin embargo, serlo de esta milenaria ciudad.
Como resultado de la simbiótica sinergia política,
Gómez Piña-Kiko Cabaleiro, deseoso el primero de disolver el adverso comité tudense, presidido por Manuel Pérez Freiría
(Manoli), portavoz en la Corporación Local, que obstaculizaba su carrera, envío
al gran capitán, Kiko Cabaleiro, al feudo de la antigua capital del reino de Galicia
con la taimada misión de liquidarlo bajo
el pretexto de que la relación entre los miembros era mala. El gran capitán,
acompañado de su mentor Gómez Piña, convoca a los miembros del referido comité en
el restaurante Cruceiro do Monte, lugar al que acudieron alrededor de seis
personas del total de llamados; contándose entre los ausentes, por descuidada e
inocente providencia en el establecimiento de la fecha, el propio secretario-presidente
Manoli, que se encontraba en Centroeuropa al frente de una embajada portuguesa de
piragüismo de aguas bravas. En esa reunión Gómez Piña advierte de la necesidad
de nombrar un nuevo presidente-secretario, que no iba a ser otro que su
apadrinado; al tiempo que, con tal fin, convoca a la militancia y
simpatizantes para otra asamblea en el
salón de actos de la UNED. El nuevo concilio, al que asisten cuarenta y tantas
personas, comienza con la puesta en escena de Gómez Piña, que traía en la
cartera el “transfer” del fichaje, y Kiko Cabaleiro en la mesa presidencial. De
inmediato el secretario de organización del partido declara unilateralmente la
disolución de la agrupación del PSOE de Tuy, lo cual comporta la anulación del
derecho de voto de los hasta ese momento miembros de la misma, aunque no el de
opinión, y decreta el nombramiento del oriundo que le acompañaba. Más tarde, el
nuevo secretario-presidente del comité del PSOE tudense, investido de plenos
poderes, incluso con la facultad de reserva sobre el derecho de admisión de las
solicitudes de afiliación locales, nombraría a su particular guardia pretoriana.
Queda manifiestamente demostrado que Kiko Cabaleiro,
cual desconocido mesías venido providencialmente del espacio exterior, entra en la política de Tuy, para oprobio y sonrojo de golpistas, a lomos
de una democracia inmaculada, para, desde la altura ético-moral
de su noble y blanca cabalgadura, en aseada armonía con su franca y limpia mirada,
predicar ejemplaridad procedimental y colmarnos de bienes y logros. Del estilo y envergadura de los populistas "Antes y Después" (lo que el colectivo NON a moción "definía" como "facer cousas"). Lástima que haya sido la Democracia la que lo ha crucificado.
José Antonio
Quiroga Quiroga