La trascendencia de la renuncia del alcalde de Tuy, respaldada por el BNG, a construir un parking en el subsuelo de la zona verde, ocupada “sine die” y durante más de treinta años por el aparcamiento municipal en superficie, sanciona la gobernanza y el mandato del alcalde Enrique Cabaleiro de fracaso estrepitoso.
"Fochancas" en el aparcamiento municipal de TuyPreocupa
que ningún corporativo haya señalado cuál ha sido la desconocida razón por la
que las dos empresas concursantes a la construcción y explotación del parking
de Tuy, adjudicataria y desestimada, se hayan enzarzado en litigio judicial,
que ha supuesto el estancamiento del proceso, y desembocado en posterior
renuncia municipal a disponer de este esencial e imprescindible servicio. El
portavoz del PP, Nico Montes, despachó este oscuro punto con frívola dosis de
opacidad añadida, diciendo que “estas
cosas ocurren todos los días”. Apañado estaría el país si las empresas, porque
sí, paralizasen cualquier concurso de obra pública que se les antojase.
Sin
duda, el equipo de gobierno incurrió en alguna irregularidad formal en la
redacción de las bases y/o adjudicación del concurso. Se comenta que el recurso
judicial está fundamentado en que las propuestas de las dos empresas eran
diferentes y, por no ser equiparables, la comisión de gobierno estaría impedida
de pronunciarse por una de ellas. No parece ortodoxo que las concursantes, y no
el Ayuntamiento, sean las que redacten cada una su propio proyecto. Así, pues,
sobrevenido el momento de las demandas de indemnización, emerge el error
cometido en cuanto que son dos los proyectos que tendrá que abonar el
Ayuntamiento.
El debate sobre la construcción de un parking en el subsuelo y su ubicación, ha discurrido, desde el inicio hasta el presente, enturbiado por acusaciones recíprocas de contradicción de haber defendido desde la oposición la construcción de dos plantas y desde el poder una sola; presidido por una ideología verde radical e ingenuamente ecologista (BNG, de coherencia negativa ya que mantiene su postura de no ofrecer alternativa alguna) de inadmisión de un parking debajo del futuro parque en superficie, como si ambas cosas fuesen incompatibles; así como falto de perspectiva y de sentido práctico.
No es cierto que la construcción de un parking de una sola planta de sótano no remedie nada (contempla 80 plazas a mayores de las disponibles), pues no solo permite disponer de un espacio de aparcamiento digno y protegido (ampliable bajo las calles perimetrales); de dotar de licencia de actividad al Centro de Salud, sino también disponer de un parque en superficie, algo que semeja inviable mientras no haya alternativa a la consecuente desaparición del actual aparcamiento en superficie sobre la ocupada zona verde. Es decir, la renuncia a construir el parking en el subsuelo condena a Tuy a sufrir, por tiempo indefinido, las denigrantes “fochancas”. Adjunto fotos del parque, todavía en ejecución, sobre las instalaciones subterráneas de abastecimiento de agua a Madrid del Canal de Isabel II, como demostración de compatibilidad de vegetación y arbolado sobre un espacio practicable en el subsuelo.
La causa de fondo de la renuncia al parking no se debe, como engañosamente atribuye el alcalde, al incremento de precio de los materiales de construcción por la inflación habida durante los dos años de impasse ocasionados por el litigio judicial, sino al agotamiento del abundante remanente de tesorería, dilapidado en buena parte en el descontrolado gasto corriente y en innecesarias obras de “humanización”(con eliminación de plazas de aparcamiento), que poco o nada han mejorado la calidad de vida de los contribuyentes.
Como
resultado de todo este despropósito, el Ayuntamiento se enfrenta a la
reclamación de indemnización, por resolución unilateral de contrato, de las dos
empresas concursantes, constituidas en UTE (Unión Temporal de Empresas) por
importe de tres millones de euros, que supondrían la quiebra técnica del
Ayuntamiento. Confiamos en que el previsible fallo judicial estime una cuantía
indemnizable menor, pero, probablemente,
muy superior, a los surrealistas once mil euros que aventuró el alcalde
para amortiguar el impacto; a los 72.000 euros evaluados por los servicios
municipales, y anunciados en un pleno; y a los 142.000 estimados en los
informes externos encargados por la alcaldía.
En
el terreno de lo anecdótico cabe resaltar la desconcertante declaración del
mucho respeto y admiración política del portavoz de C21 hacia el alcalde,
expresados durante la sesión plenaria extraordinaria para aprobación de la
renuncia a la construcción del parking. Este concejal, de verbosidad
pretenciosa y amante de las citas a mayor lucimiento personal, representa el característico espada,
dialéctico-retórico, de salón, inclinado a echarse en brazos de quien le
cornea. Quizá el regidor le recompense algún día otorgándole el galardón de tudense distinguido en los premios anuales
Cidade de Tui.
A
expensas de lo que dictamine el Consello Consultivo de la Xunta, validación o
no de la renuncia corporativa, el futuro inmediato de Tui discurrirá bajo la
negatividad de las fochancas: las sempiternas en el suelo de tierra del
aparcamiento municipal y la económica que en las arcas municipales generarán
las indemnizaciones pendientes.
José Antonio Quiroga Quiroga