Categórico y con concluyente
rigor de profesor de matemáticas, a modo
de estocada de despedida, ya para tratar
de tener razón al menos en asunto ajeno al objeto de enjuiciamiento, ya para
intentar mermar la que me pueda asistir respecto del mural pintado sobre una
pared del recinto histórico, con el fin de publicitar los bienes patrimoniales
de Tuy, y también los servicios de determinados establecimientos comerciales
locales, el señor Alonso Vidal cierra su
participación en el debate suscitado en estos términos; “Por certo, Tuy não
existe. A cidade mágica de pedra, q
tanto admiramos chama-se Tui”.
No es recado nuevo o primero que
recibo del señor Alonso en este sentido,
que lejos de molestarme agradezco su
preocupación, aunque no me alerta de algo que ignore. En estrictos términos de
escritura, Tuy, tal cual expresado, existe en innumerables escritos desde,
según parece, principios del siglo XVI, tiempo en el que se fue abandonando la
escritura en latín, en la que se refería a esta ciudad como Tudae; y sigue
perdurando en los actuales textos en castellano, porque así se denomina en la
lengua oficial del conjunto de España. Sin embargo, la palabra, mágica,
empleada por el señor Alonso en su respuesta no existe en la lengua gallega y, por tanto,
no tiene cabida en un texto en tal idioma. En cuanto a la inclusión de la letra
“q” que aparece sola y desnuda en la frase reflejada, que sustituye al
pronombre relativo “que”, no sabría decir a qué lenguaje o idioma pertenece.
Fuera del territorio ortográfico, Tuy existe, y permanece
presente, si no vivo, en toda obra humana material (construcciones, plantaciones,
documentos, etc.) realizada bajo tal denominación en tan largo período de
tiempo y asociada para siempre a la misma. Pero tales obras, y el mismo
municipio, ciudad y habitantes que correspondieron a la denominación Tuy, no solo existieron y existen en el
referido ámbito material sino también en el plano espiritual en cuanto que se
alojan en la memoria colectiva de los
tudenses y en la de cuantos se han interesado por nuestra historia y vicisitudes de
menor trascendencia.
Además de que no soy partidario
de modificar, trátese de normalización lingüística u otra razón, los topónimos
abstractos que no tienen traducción, como Tuy, al contrario que, por ejemplo,
Puenteareas o Nido de águila, que admiten sin violentar su esencia el cambio al
gallego: Ponteareas, Niñodaguia, porque en su escritura suelen conservar
indicios de su origen, a raíz de la controversia, surgida no hace mucho en
Facebook, sobre si lo correcto, y obligado, según parece para algunos, escribir Tuy o Tui, que me animó a expresar mi opinión al respecto
en mi blog, bajo el título Tuy versus Tui, decidí, en mis escritos de índole
doméstico, mantener la “y” griega porque considero que, leyenda o no, evoca la
resonancia griega de su fundador Diomedes, héroe aqueo en la guerra de Troya e hijo del
rey Tideo (de ahí el nombre de Tuy). También gusto de plasmarlo de tal manera
porque en castellano se escribe Tuy, y porque gozo de libertad para ello.
José Antonio Quiroga Quiroga