viernes, 29 de octubre de 2021

El comunismo viste de lujo

          Los líderes comunistas (este partido prácticamente nunca tuvo lideresas porque  es históricamente machista) acostumbraban a vestir casaca militar, y los militantes de a pie uniforme civil. Más recientemente, con la llegada de la democracia, el atuendo de clase de los que profesan ideologías de izquierda es de corte proletario, con el que se identifica  la llamada progresía. Sin embargo, ahora, en España, tenemos a una ex sindicalista comunista, aupada a ministra y vicepresidenta segunda, que decidió romper con los grises hábitos. De tal modo y forma que en el vestir parece rivalizar con la reina Leticia. Diríase que, en cuanto tocó poder, fue abducida por el lujo de la corte, y mismo semeja que, en vez de acudir a una reunión ministerial, congreso o rueda de prensa, va a una boda de la “high society”, o a lucir modelos de alta costura en una pasarela de moda.  






          Así ataviada, Yolanda Díaz no puede pisar la calle, pararía la circulación. No me  imagino a la sucesora de Pablo Iglesias entrando en un restaurante del común y pidiendo el menú del día.

          Conforme desapruebo el vestir ordinario en altos cargos públicos ejerciendo sus funciones, aplaudo  la distinción y respetabilidad de la elegancia sobria y discreta. A este respecto y punto resulta ilustrativa la conocida anécdota de aquel dandy, caballero habitual en las fiestas de postín,  famoso por su elegancia, al que se arracimaban las señoras para celebrar su refinado gusto, en que una de las invitadas le dice: fulanito, está usted hoy elegantísimo;  contestándole el agasajado: no debo estarlo tanto cuando se me nota.







                                         Yolanda Díaz sindicalista

          A usted, estimada ministra y vicepresidenta segunda, señora Yolanda Díaz, se le nota demasiado.

 

                                 José Antonio Quiroga Quiroga

 

miércoles, 6 de octubre de 2021

Los Ruegos, anacronismo en la política municipal

No es misión de la Oposición, en cuanto aspirante al poder,  rogarle, lo que es deber de quienes lo ostentan, que atiendan sus obligaciones y compromisos, sino  el exigirle lo que es razonable y conveniente.

La “cultura” de los ruegos, sea al poder divino o al terrenal,  nace de la necesidad material del pueblo en cuanto súbdito indefenso, y permanece en la actualidad como arrastre anacrónico de tiempos de sumiso vasallaje, no tanto a la autoridad (leyes)  como al arbitrio de quienes encarnan de la autoridad. No corresponde en democracia, que la ciudadanía  soberana tenga que dirigirse a sus  representantes y administradores públicos, en términos  mendicantes. Y menos aquellos cuya misión es, entre otras, la fiscalización, señalar, cortesía mediante, los descuidos del Ejecutivo y  todo aquello susceptible de ser reparado y mejorado,  al tiempo que requerir  las diligencias pertinentes.

                         Sesión plenaria de una Corporación tudense

El Orden del día de las sesiones plenarias que se somete a aprobación por las Corporaciones locales incluye, como punto final, el titulado Ruegos y Preguntas, cuyo apartado primero parece pensado para escenificar la rendición de pleitesía implorante de la oposición al poder, y como oportunidad  de éste de mostrarse magnánimo en la concesión de gracias.  El ruego plenario remite, pues, en cuanto impetración, sobre todo si se expresa con tímida vocecita de arrodillado temeroso de molestar con las peticiones,  a la arcaica, como poco digna, afortunadamente desaparecida, fórmula del “Suplica a Vuestra Ilustrísima”, empleada por los administrados en sus serviles escritos de solicitud.

Corresponde, pues, con arreglo al estatus que las democracias otorgan a la ciudadanía,  la actualización del concepto, sustituyendo los Ruegos por otro más propio y adecuado a la función y dignidad de la Oposición. Ya que cuando la Oposición formula los referidos ruegos, no hace otra cosa que notificar al grupo de gobierno determinadas incidencias y propuestas, considero que el último punto del Orden del día podría titularse Notificaciones y Preguntas.

Agradecidos deberían mostrarse los grupos de gobierno locales con que la Oposición les informe de todo cuanto les pasa desapercibido, en cuanto oportunidad y contribución  de  mejorar sus prestaciones y servicios.

 

                             José Antonio Quiroga Quiroga