Disculpen
la redundancia del titular, mejor dicho, el pleonasmo, pues no hay capón que no
sea reprobatorio. Ha sido inevitable. Estas dos palabras, hechas la una para la
otra, unidas por vínculo de sangre, llamaron a mi puerta cogidas apretadamente de
la mano. El emparejamiento está en su naturaleza melliza. Por tanto, no voy a ser
yo quien me atreva a romper la íntima armonía de este punitivo maridaje
El
caso es que el portavoz de Alternativa Tudense, Capón Rey, y viceversa, fiel al
mandato de su naturaleza, presentó en el pleno de 31/01/2019, una moción de
reprobación del alcalde de Tuy, Carlos Padín (C 21). Moción que fundamentó en un
variopinto conjunto de pequeñas cosas, la mayoría anecdóticas, confiando en que
la suma de todas ellas arme un cuerpo de delito censurable; como por ejemplo: Replica educada a un campeón deportivo local, al
parecer intocable, que había calificado de barbaridad el hecho de que fuese elegido
alcalde; viaje a Madrid con un saco de escombros de área explosionada de
Paramos para forzar la declaración de zona catastrófica: intento de acampada
frente a la Diputación Provincial en protesta por la escasa implicación de este
organismo en la tragedia de Paramos; supuesto incumplimiento del acuerdo plenario de ejecutar el proyecto
de reforma de las instalaciones del club Kayak, que está pendiente de la
aprobación sectorial de la Xunta; y el haber sido condenado, en primera
instancia judicial, a multa de 450 euros por haber advertido al director del
club Kayak que de continuar haciendo campaña en su contra, podría secundarle y
airear sus trapos sucios.
Sin
embargo, el susobicho portavoz de Alternativa Tudense, no fue reprobado como
regidor de Tuy, mediante moción de censura interna, promovida por sus propios
compañeros de Gobierno, hasta transcurridos seis años de atropellos al municipio, la mayoría de
ellos irreparables, de entre los cuales cabe destacar: El cambio arbitrario de
emplazamiento del vertedero municipal para situarlo en zona de protección del
Parque del Monte Aloya, luego
ilegalizado; transformación incomprensible del trazado recto proyectado en otro
con dos quiebros, de la apertura del tramo de la calle Hermanos Maristas a
partir de la C/ Casal Aboy; estrechamiento de las calles Colón y Avda. de la
Concordia, adelantando la línea de
edificación; redacción del desastroso Plan General de Ordenación Urbana (PGOU),
que contemplaba una muralla edificatoria de siete alturas y 22 ms. de profundidad
en la C/ Martínez Padín, previo propósito de eliminar la Zona de Respeto del
Casco Histórico; tentativa pertinaz de derribar el inmueble del Teatro
Principal; el abortar la creación de un recinto ferial en la Vega del río
Louro, y de la Universidad de Verano; suministro domiciliario de agua en malas
condiciones; etcétera.
No
debería extrañar ese resentimiento político ulceroso en quien ha sufrido dos
mociones de censura y se encamina hacia la definitiva censura electoral que la sostenida
tendencia declinante pronostica.
Reprobador reprobado y expulsado del templo (salón de sesiones), per secula
seculorum: salmorejos 13, ventrículo 2, izquierdo.
José Antonio
Quiroga Quiroga