martes, 5 de febrero de 2019

Capón reprobador


Disculpen la redundancia del titular, mejor dicho, el pleonasmo, pues no hay capón que no sea reprobatorio. Ha sido inevitable. Estas dos palabras, hechas la una para la otra, unidas por vínculo de sangre, llamaron a mi puerta cogidas apretadamente de la mano. El emparejamiento está en su naturaleza melliza. Por tanto, no voy a ser yo quien me atreva a romper la íntima armonía de este punitivo maridaje
El caso es que el portavoz de Alternativa Tudense, Capón Rey, y viceversa, fiel al mandato de su naturaleza, presentó en el pleno de 31/01/2019, una moción de reprobación del alcalde de Tuy, Carlos Padín (C 21). Moción que fundamentó en un variopinto conjunto de pequeñas cosas, la mayoría anecdóticas, confiando en que la suma de todas ellas arme un cuerpo de delito censurable; como por ejemplo:  Replica educada a un campeón deportivo local, al parecer intocable, que había calificado de barbaridad el hecho de que fuese elegido alcalde; viaje a Madrid con un saco de escombros de área explosionada de Paramos para forzar la declaración de zona catastrófica: intento de acampada frente a la Diputación Provincial en protesta por la escasa implicación de este organismo en la tragedia de Paramos; supuesto incumplimiento  del acuerdo plenario de ejecutar el proyecto de reforma de las instalaciones del club Kayak, que está pendiente de la aprobación sectorial de la Xunta; y el haber sido condenado, en primera instancia judicial, a multa de 450 euros por haber advertido al director del club Kayak que de continuar haciendo campaña en su contra, podría secundarle y airear sus trapos sucios.
Sin embargo, el susobicho portavoz de Alternativa Tudense, no fue reprobado como regidor de Tuy, mediante moción de censura interna, promovida por sus propios compañeros de Gobierno, hasta transcurridos seis años  de atropellos al municipio, la mayoría de ellos irreparables, de entre los cuales cabe destacar: El cambio arbitrario de emplazamiento del vertedero municipal para situarlo en zona de protección del Parque del Monte Aloya,  luego ilegalizado; transformación incomprensible del trazado recto proyectado en otro con dos quiebros, de la apertura del tramo de la calle Hermanos Maristas a partir de la C/ Casal Aboy; estrechamiento de las calles Colón y Avda. de la Concordia,  adelantando la línea de edificación; redacción del desastroso Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que contemplaba una muralla edificatoria de siete alturas y 22 ms. de profundidad en la C/ Martínez Padín, previo propósito de eliminar la Zona de Respeto del Casco Histórico; tentativa pertinaz de derribar el inmueble del Teatro Principal; el abortar la creación de un recinto ferial en la Vega del río Louro, y de la Universidad de Verano; suministro domiciliario de agua en malas condiciones; etcétera.
No debería extrañar ese resentimiento político ulceroso en quien ha sufrido dos mociones de censura y se encamina hacia la definitiva censura electoral que la sostenida tendencia declinante pronostica.
Reprobador reprobado y expulsado del templo (salón de sesiones), per secula seculorum: salmorejos 13, ventrículo 2, izquierdo.
Capón Rey saludando a un policía local (primera expulsión del templo)

                              José Antonio Quiroga Quiroga