La iniciativa municipal “transformadora”, de inspiración podemita, que propugna y ampara la eliminación de nombres masculinos del nomenclátor callejero local y su sustitución por los de mujeres, un jardín más en el que se va perder el grupo de gobierno, cuenta con un aliado habitual, cuyos considerandos han sido muy aplaudidos por la concejala de Igualdad y Juventud, promotora de la idea.
Defiende el partidario espontáneo de tal propósito, en un post publicado en Facebook, con rotundidad simplista, que las mujeres de la historia de Tui (no refiere ninguna) merecen desplazar a algunos hombres del callejero de la ciudad. Esta declaración, plena de agravio y descortesía inmerecida, se apoya en tres “supuestos”, que no en certezas, que cuestionan los méritos de los homenajeados, algunos de ellos ministros, aunque no lo fue Ezequiel Ordóñez, como refiere erróneamente el autor del comentario, al que acusa de cacique. El primero de los supuestos señala las razones por las que, a su improvisado entender, dan nombre a las respectivas calles: el oportunismo político y el peloteo. El segundo, con arreglo al orden del catálogo de “méritos más que discutibles” refiere el hecho de que estas personas eran queridas por todos, atributo, pues, carente de todo valor. Y el tercero, contundente e irrefutable, como contradictorio, consiste en que todos son “Fillos ilustres que xa ninguén lembra” (maldita falta de memoria); al tiempo que trata de excluir como tudenses a esos personajes que nacieron en Tuy por casualidad (salvo el caso de los bilbaínos, que como reza el chiste, nacen donde les sale de sus adentros, el lugar de nacimiento, como la vida posterior, están determinados por la concatenación de casualidades y accidentes; no eres de Tuy si… has nacido en este municipio por azar).
Confío en que, en adelante, para ser considerado tudense de pleno derecho y sin reparos, no sea necesario exhibir certificado de nacimiento en Tuy, con un mínimo de años de residencia, y que recoja, además, acreditación de que los progenitores también han nacido en el mismo lugar.
A mayor abundancia de indignidades en que, a criterio del voluntarioso asesor, incurrieron los ahora expuestos a ser borrados de la historia y del callejero, cita las carreras militar y política como borrones excluyentes en sus currículos profesionales.
¡¡¡Vaya manera absurda e inconveniente de desmerecer y empequeñecer la historia de Tuy y a sus protagonistas!!!
Celebro que se reivindique que en el nomenclátor callejero figuren nombres femeninos con arreglo a criterios objetivos de méritos, pero desapruebo la ideología que sistemáticamente trata de agrandar a las féminas disminuyendo a los varones. No es respetuoso ni cortés, ni maneras de buen gobierno el procedimiento violento de quitar a unos para poner a otras. Lo justo y saludable es que mujeres y hombres presidan equitativamente los espacios públicos, sin necesidad de defenestrar a nadie. La reparación histórica no debe, pues, llevarse de manera súbita y atropellada, sino con paso firme como sosegado. La solución consiste en dedicar las calles de nueva apertura a las mujeres relevantes. Debería bastar, en principio, con que se elabore una lista de candidatas a nombrar calles, que se irán adjudicando al compás de las inauguraciones. De este modo se evitan, además de las afrentas y consecuentes desencuentros sociales, también los trastornos asociados al cambio de direcciones postales en los órganos de la Administración pública, y los costes en renovar la papelería de oficina impresa.
José Antonio Quiroga Quiroga
Que empiece el alcalde dando ejemplo, dimitiendo, y dejando el paso a una mujer. Pero ya! Cuánta farsa...
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