No es de recibo que una manipulación periodística (“no dejes que la verdad te estropee una buena noticia”) ponga en entredicho la reputación profesional del director de un IES (Instituto de Enseñanza Secundaria) de Tuy, y, de manera indirecta, se vea cuestionado el grado de desarrollo cívico de la población tudense. El domingo, 8 de noviembre, la corresponsal de Faro de Vigo para Tuy, publica una crónica titulada: “Un IES de Tui amenaza con expulsar a alumnos si van a clase con falda”, generando gran revuelo en lectores y usuarios de redes sociales, sin que les quedase claro si se trata de expulsión del centro o del aula. Comienza la gacetillera dando a entender que los chicos de ese instituto, “y los jóvenes de toda España” (diferente que, jóvenes en toda España) acudieron a clase vestidos con falda para reivindicar la igualdad de género en la indumentaria. Nada más lejos del verdadero motivo. Este movimiento de solidaridad responde, con mucho retraso, al precedente, de junio del 2017, protagonizado por alumnos de un colegio británico (ISCA Academy) de la localidad de Exeter, que pretendían llevar pantalones cortos en lugar de largos porque hacía mucho calor (30 grados). La directora del centro les sugirió, en tono sarcástico, que vistieran faldas ya que, al contrario que los “shorts”, no contravenían las reglas del colegio, en el que el uniforme es obligatorio. Posteriormente, cuatro alumnos acudieron a clase vestidos con falda, y al día siguiente se sumaron otros a la causa. La dirección del centro, a la vista de los acontecimientos, prometió revisar las reglas de modo que se acomodasen a las demandas de confort físico.
Escolares del ISCA Academy de Exeter (junio, 2017)La espoleta del movimiento de solidaridad en España la activó, con
relativo éxito, y sin pretenderlo, un chico de Bilbao, probablemente un
rebeldillo sin más causa que la de llamar la atención de sus compañer@s dando
la nota, acudiendo a clase con falda, “porque
me apetecía, ya está, no hay más”, y mostrar su intrépido descaro subiendo
un vídeo a la red social TikTok, territorio eminentemente de adolescentes.
Preguntado sobre su actitud por un psicólogo del centro, si se debía a que se
sentía mujer, respondió que no, que era un hombre, un “tío”.
Está claro, pues, que la versión periodística de que estos jóvenes tratan
de romper los roles de género tradicionales no se ajusta a la realidad, pues al día siguiente los del IES de Tuy se presentaron en pantalón corto, que era exactamente a lo que aspiraban sus colegas ingleses. No hay
tales actitudes retrógradas de imposición de género, de cisheteropatriarcado, de
machismo o de LGBTfobia, como acusa alarmada Galiza Nova do Baixo Miño, y secunda el BNG de
Tuy; que no desaprovechan ninguna oportunidad para sembrar su ideología.
Choca que estas organizaciones políticas de extrema izquierda, que han
desterrado la democracia interna en sus estructuras partidarias, que descabezan
a los críticos, a quienes osan cuestionar a sus líderes, e imponen la
disciplina de voto, pregonen vientos de libertad. De libertad de indumentaria. Descorazona el fuego graneado a que fue
sometido el director del IES de Tuy, por la legión de simples que mayormente asoman
sus bocazas en Facebook. Y desconcierta la flagrante contradicción en que
incurren estos políticos y feisbuqueros, ambos padres y madres de hijos que educaron en los mismos patrones de vestir que
ahora dicen combatir; pues todavía no he visto a ningún joven por la calle
vestido con faldas. Todo un fracaso pedagógico.
Si algo cabe reprocharle al tiroteado director del referido instituto de
Tuy, al ver comprometida su respetabilidad y retada su autoridad disciplinaria,
hoy en progresivo retroceso debido al acoso
ejercido por los alumnos y respectivos padres, es el no haber sido valiente y
franco en las observaciones, totalmente inconsistentes, realizadas a sus
educandos.
Afortunadamente, en España se disfruta de las mismas libertades
individuales que en cualquier país de la Europa desarrollada, entre ellas la
libertad de atuendo, que bien entendida rige únicamente en el dominio privado-particular,
pero no en los ámbitos de soberanía de
terceros, ordinariamente regulados por normas y protocolos propios, en los que
no cabe dar rienda suelta al libre albedrío personal, a riesgo de no ser
admitidos. En cualquier caso, la ambivalencia e intercambiabilidad, que no
paridad, ni igualdad, de las prendas de vestir asociadas a ambos sexos, carece
de relevancia, no ya porque no tiene más
significado que el de mero “look” sino porque no presupone ni garantiza la igualdad esencial de derechos y
de oportunidades.
Estos jóvenes reivindicadores de libertades “prêt-à-porter”, encarnan la paradoja de rebelarse
contra la pretendida imposición de género en la ropa, para, de inmediato,
sucumbir gozosos ante la dictadura de la moda.
José
Antonio Quiroga Quiroga
MUY BUENO TU PUNTO DE VISTA, OBJETIVO Y CON CRITERIO, OJALÁ MUCHOS PENSARAN COMO TÚ, INTELECTUALES Y PÓLITICOS, ENHORABUENA Y Y ADELANTE
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