El pleno extraordinario de 16/07/2020,
en el que se cuestionaba el
cambio de ubicación del mercadillo del jueves, se caracterizó, como suele ser
habitual, por el bajo nivel argumentativo de los contendientes: un amasijo de
razones con transiciones aleatorias sin puentes de conexión entre ellas.
Sesión plenaria de la corporación tudense
La oposición, que había solicitado el pleno extraordinario, partía con el
irrebatible y determinante argumento de que el acuerdo, adoptado unilateralmente
por el equipo de gobierno, de cambiar la ubicación del mercadillo, carece de
respaldo legal al quebrantarse la ordenanza específica que establece que tal
decisión es competencia exclusiva del pleno. Sin embargo, pronto abandonó este
bastión para aventurarse y perderse en
aspectos menores, por otra parte opinables. El paladín de los desvíos de las materias
objeto de debate, y consecuentes extravíos, lo encarna el señor Palacín, cuya principal inquietud semeja el recrearse y
enredarse con citas históricas de adorno, y el empleo de vocablos rebuscados cuando
no políticamente correctos. No en vano, al referirse a los vendedores, los define
como “no sedentarios” (migrantes o nómadas) en lugar de “ambulantes”, como los
define la RAE. De ahí que le reprochase al alcalde que los llamase feriantes; si
bien no aclaró si se debía a que considera impropia o menos digna esa denominación.
En el primer turno de réplica, el alcalde, E. Cabaleiro, se mostró
sorprendido por la convocatoria del pleno extraordinario: “es la primera vez que veo que se celebra un pleno extraordinario por
una cuestión de esta índole” (naturalmente, se trata de asunto sin importancia por su nula incidencia en el comercio local), sin
embargo, debe parecerle normal y corriente, además de reglamentario, que el
Ejecutivo haya usurpado las competencias del pleno. Repuesto del pasmo, y en
defensa de la medida, recurrió a ejemplos de cambios de ubicación de
mercadillos llevados a cabo por gobiernos del PP (el partido de las
“desfeitas”, según propia apreciación, es referente útil en esta ocasión para
validar las suyas). Por el contrario, no le vale el ejemplo de Tomiño, traído
por el BNG, que mantiene inamovible el mercadillo en el centro, porque se dan
condiciones diferentes. Acerca de las distintas
circunstancias urbanísticas y poblacionales de los ayuntamientos utilizados como aval, no dijo nada.
Creyendo haber neutralizado al
portavoz del PP con este “argumento” (antídoto que no sirve para acallar al
resto de los grupos de la oposición), pasó al ataque, cabalgando por encima de
la ética y de la obligada prudencia, al acusar, sin pruebas, a los concejales
de dicho partido y de C21 de recorrer
los puestos de los ambulantes para meter cizaña e incitar a los vendedores a la
rebelión. No le debieron parecer al señor Cabaleiro consistentes los argumentos
expuestos porque, a continuación, le recordó al representante popular el pecado
original que arrastra, y le lastra, y que debería deslegitimarle para poder
fiscalizar al equipo de gobierno (eso pretende), sacando a pasear actuaciones
reprobables de sus anteriores compañeros de partido cuando accedieron al poder municipal. Como el aludido respondió
que, en justicia, solo cabe rendición de cuentas por los actos de su exclusiva responsabilidad
a partir del momento de su elección como representante público, el alcalde
calificó de “mal gusto que renegase de
la organización política en la que milita, lo cual deja entrever que esa
organización dejó bastante que desear. Yo no reniego de lo que el PSOE hace
bien o mal en España; hace bien o mal en Galicia o hace bien o mal en Tuy. Cuando
pertenezco a una organización política asumo el legado histórico y político de
esa organización, en lo bueno y en lo malo”.
Lejos de repudiar lo que de malo ha hecho el PSOE en España, que es
mucho, baste con recordar el reciente caso de corrupción descomunal de la Junta
de Andalucía, que ha llevado a la cárcel al expresidente Griñán de esta
comunidad, el señor Cabaleiro asume
(acepta) orgulloso las prácticas reprobables de su partido (el del cambio). Si el
alcalde de Tuy considera que se puede llamar legado histórico a los múltiples casos de corrupción del PSOE con
Felipe González; al desastroso gobierno de Zapatero; y a la infame corrupción
de los gobiernos de Chaves y Griñan en Andalucía, que el Averno le conserve su
particular sentido de la ética y el honor, como la capacidad de discernimiento para
distinguir lo que es defendible de lo que es condenable. Eso sí,
preferiblemente en el ámbito particular y no en el público.
Reconocer y aborrecer los errores, las conductas punibles, presentes o
pasadas, propias o de compañeros, no
significa renegar del partido al que se pertenece (las personas pasan, el
partido permanece), sino mostrar objetiva y saludable señal de depuración y
propósito de enmienda en beneficio de la organización.
Nada tiene, señor Cabaleiro, de
conducta democrática, tampoco de respetable, ni de buen gusto (al que
aludió en su reproche al representante del PP, José Ángel Fernández Rodríguez),
el desaire chulesco y prepotente infligido a la oposición en respuesta a la
acusación de haber vulnerado la norma municipal que regula los mercadillos, usurpando al pleno su competencia en esta
materia, retando a quienes así lo entiendan que acudan al juzgado.
José
Antonio Quiroga Quiroga
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