domingo, 26 de julio de 2020

Debates plenarios de la corporación tudense (I)


El pleno extraordinario de 16/07/2020,  en el que se cuestionaba  el cambio de ubicación del mercadillo del jueves, se caracterizó, como suele ser habitual, por el bajo nivel argumentativo de los contendientes: un amasijo de razones con transiciones aleatorias sin puentes de conexión entre ellas.
Sesión plenaria de la corporación tudense

La oposición, que había solicitado el pleno extraordinario, partía con el irrebatible y determinante argumento de que el acuerdo, adoptado unilateralmente por el equipo de gobierno, de cambiar la ubicación del mercadillo, carece de respaldo legal al quebrantarse la ordenanza específica que establece que tal decisión es competencia exclusiva del pleno. Sin embargo, pronto abandonó este bastión  para aventurarse y perderse en aspectos menores, por otra parte opinables.  El paladín de los desvíos de las materias objeto de debate, y consecuentes extravíos,  lo encarna el señor Palacín, cuya  principal inquietud semeja el recrearse y enredarse con citas históricas de adorno, y el empleo de vocablos rebuscados cuando no políticamente correctos. No en vano, al referirse a los vendedores, los define como “no sedentarios” (migrantes o nómadas) en lugar de “ambulantes”, como los define la RAE. De ahí que le reprochase al alcalde que los llamase feriantes; si bien no aclaró si se debía a que considera impropia o  menos digna esa denominación.

En el primer turno de réplica, el alcalde, E. Cabaleiro, se mostró sorprendido por la convocatoria del pleno extraordinario: “es la primera vez que veo que se celebra un pleno extraordinario por una cuestión de esta índole” (naturalmente, se trata de asunto sin importancia por su nula incidencia en el comercio local), sin embargo, debe parecerle normal y corriente, además de reglamentario, que el Ejecutivo haya usurpado las competencias del pleno. Repuesto del pasmo, y en defensa de la medida, recurrió a ejemplos de cambios de ubicación de mercadillos llevados a cabo por gobiernos del PP (el partido de las “desfeitas”, según propia apreciación, es referente útil en esta ocasión para validar las suyas). Por el contrario, no le vale el ejemplo de Tomiño, traído por el BNG, que mantiene inamovible el mercadillo en el centro, porque se dan condiciones diferentes. Acerca de las distintas  circunstancias urbanísticas y poblacionales de  los ayuntamientos utilizados como aval,  no dijo nada.

 Creyendo haber neutralizado al portavoz del PP con este “argumento” (antídoto que no sirve para acallar al resto de los grupos de la oposición), pasó al ataque, cabalgando por encima de la ética y de la obligada prudencia, al acusar, sin pruebas, a los concejales de dicho partido y de C21 de  recorrer los puestos de los ambulantes para meter cizaña e incitar a los vendedores a la rebelión. No le debieron parecer al señor Cabaleiro consistentes los argumentos expuestos porque, a continuación, le recordó al representante popular el pecado original que arrastra, y le lastra, y que debería deslegitimarle para poder fiscalizar al equipo de gobierno (eso pretende), sacando a pasear actuaciones reprobables de sus anteriores compañeros de partido cuando accedieron al  poder municipal. Como el aludido respondió que, en justicia, solo cabe rendición de cuentas  por los actos de su exclusiva responsabilidad a partir del momento de su elección como representante público, el alcalde calificó de “mal gusto que renegase de la organización política en la que milita, lo cual deja entrever que esa organización dejó bastante que desear. Yo no reniego de lo que el PSOE hace bien o mal en España; hace bien o mal en Galicia o hace bien o mal en Tuy. Cuando pertenezco a una organización política asumo el legado histórico y político de esa organización, en lo bueno y en lo malo”.

Lejos de repudiar lo que de malo ha hecho el PSOE en España, que es mucho, baste con recordar el reciente caso de corrupción descomunal de la Junta de Andalucía, que ha llevado a la cárcel al expresidente Griñán de esta comunidad,  el señor Cabaleiro asume (acepta) orgulloso las prácticas reprobables de su partido (el del cambio). Si el alcalde de Tuy considera que se puede llamar legado histórico a los múltiples casos de corrupción del PSOE con Felipe González; al desastroso gobierno de Zapatero; y a la infame corrupción de los gobiernos de Chaves y Griñan en Andalucía, que el Averno le conserve su particular sentido de la ética y el honor, como la capacidad de discernimiento para distinguir lo que es defendible de lo que es condenable. Eso sí, preferiblemente en el ámbito particular y no en el público.

Reconocer y aborrecer los errores, las conductas punibles, presentes o pasadas, propias o de  compañeros, no significa renegar del partido al que se pertenece (las personas pasan, el partido permanece), sino mostrar objetiva y saludable señal de depuración y propósito de enmienda en beneficio de la organización. 

Nada tiene, señor Cabaleiro, de  conducta democrática, tampoco de respetable, ni de buen gusto (al que aludió en su reproche al representante del PP, José Ángel Fernández Rodríguez), el desaire chulesco y prepotente infligido a la oposición en respuesta a la acusación de haber vulnerado la norma municipal que regula los mercadillos,  usurpando al pleno su competencia en esta materia, retando a quienes así lo entiendan que acudan al juzgado.

                             José Antonio Quiroga Quiroga

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