La concejala del ramo va de laurel en laurel. Del éxito sonado de la
rotonda de las torres catedralicias a la delicia sensorial del pensil
cartesiano en que han devenido los antaño románticos jardines Troncoso. En
campo abierto no tiene parangón.
El nuevo diseño obedece, según declaración de la delegada responsable, al
deseo de “potenciar la condición de lugar tranquilo y crear un espacio
sensorial mediante la combinación de plantas especialmente escogidas”.
Panorámica de la remodelación realizada |
Acceso central |
Parterres con banco espartano integrado |
Entiendo que la pretendida tranquilidad a mayores se consigue en casa
tomando infusiones de la melisa toronjil que crece en las casillas de alguna de
las cuadrículas en que se dividen los contenedores que componen el damero de
hierro ajardinado, con bancos de piedra integrados. No es precisamente la
melisa planta que destaque por sus cualidades ornamentales, sino por sus propiedades
sedantes. Y que la aludida sensorialidad del espacio apela al sentido del
olfato, que no al estético, ya que, aparte del mirto dispuesto de manera
absurda y arbitraria en uno de los lados de cada rectángulo del damero, las
tres plantas restantes que conforman el ajardinamiento son, tomillo y dos
variedades de lavanda (officinalis y santolina magonica). Plantas aromáticas
todas ellas, de flores diminutas, aunque no se percibe fragancia alguna sin
violentarlas.
Plantación de melisas
Plantación de tomillo
Sembrado de cortezas de árboles
Mi personal e intransferible sensibilidad me alerta del simplismo ramplón,
de la sosería del conjunto, y de la nota de aridez caprichosa de las superficies
cubiertas enteramente con cortezas de árboles (metáfora jardinera de las
calvas de monte quemadas), que ocupan el 25% de las cuadrículas, extendiéndose incluso a las áreas con plantas, cuyo invasivo tono agostado se hace más patente, con mayor incidencia en los secarrales ocupados por el leñoso y
desgarbado tomillo. También me distancia críticamente de la tosquedad
minimalista de la fuente “artística”; de ese pequeño paralelepídedo de piedra,
con vocación de mero obstáculo en la encrucijada central de la retícula de pasillos, sin perjuicio de
que sirva para baño veraniego de
gorriones. De los ocho escuetos bancos integrados, a uno solo lo acoge la sombra de un árbol.
Fuente-pila artística |
Querido tudense, si resultase que
la estética de diseño de los renovados jardines Troncoso no le complace lo suficiente
como para acercarse hasta ellos y darse un paseo por ese rincón natural, lo
cual redundaría en mayor quietud del lugar, siempre le quedará la posibilidad
de visitar esta especie de vivero o jardín botánico cutre por razones
culinarias y medicinales.
José Antonio Quiroga Quiroga
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