Apenas uno pone los pies fuera del municipio de Tuy
te sorprende el desarrollo urbanístico de buena parte de los pequeños ayuntamientos
del entorno que hace poco no eran casi nada y no tenían prácticamente
equipamiento urbano alguno. Te percatas entonces de la parálisis y del atraso en
que se encuentra sumido el lugar en el
que has nacido y amas, y te preguntas, ¿qué pasa?, ¿bajo qué maleficio vive esta antigua capital del reino de Galicia,
hoy reducida a cabecera de comarca, situada en un enclave de privilegio y con
superiores condiciones de partida, para sufrir esta penosa petrificación? Y compruebas que lo poco que ha cambiado ha sido siempre para
peor: a partir de la alineación edificatoria del Paseo de la Corredera hacia el
Oeste apenas hay algo que se salve de la vulgaridad, del desorden, de la
fealdad reinante. Solo la parte antigua y más vieja de la ciudad le rescata de
ser un poblacho más sin personalidad, hacia el que camina imperturbable,
aunque, con relativa fortuna, a paso lento. De inmediato surge la inevitable
comparación y te invaden sentimientos de amor propio herido, de decepción, de
tiempo perdido, y de desesperanza, pues
sabes que, invariablemente, elección tras elección, una mayoría inconmovible, que
parece quererle más a un determinado partido que a su municipio, que a su
ciudad, entrona, con fanática obstinación, gobiernos cada vez peores, mayormente de iletrados, fiándolo
todo a las siglas partidarias con fe propia de mártires. Del conformismo
urbanita podría decirse que nada parece importar con tal de que la catedral y
el Paseo de la Corredera permanezcan en su sitio.
Las
importantes carencias en
infraestructuras y servicios, tras muchos años de política menuda basada en el
parcheo, el cultivo del favor personal y el control de toda asociación vecinal, acorde con la
capacidad y categoría de los regidores,
pero muy rentable electoralmente, han hipotecado el futuro de Tuy hasta el punto
que la situación a día de hoy es de
ahogo y sin salida a medio plazo. La incapacidad inversora de los gobiernos
habidos, por falta de ideas y proyectos, se disfraza de buena gestión alardeando de superávit de tesorería de dos millones de
euros: dinero fácil proveniente de los impuestos por licencias de obra durante
el boom inmobiliario. Los ayuntamientos no son
entidades de ahorro sino de inversión. La ciudadanía paga impuestos para que la Administración les proporcione servicios,
no para que sean depositados en un banco para beneficio de la entidad.
Hoy más que
nunca, toda la labor municipal se vuelca en la actividad de escaparate, en mantenernos
ilusionados con el pomposo señuelo de la Eurociudad. De momento, y nada invita
a pensar que en el futuro dé más de sí, la
Eurociudad Tuy-Valença no va más allá de
algún evento cultural y mucha prueba deportiva; eso sí, ya sea de trial o campo
a través, siempre con salida o final en el salón-pasarela de todos los
tudenses: el Paseo de la Corredera. Así de pequeño es Tuy. Nada importan el
perjuicio comercial y las molestias que causan las calles cortadas y la
prohibición de aparcar en ellas con antelación y durante la celebración
deportiva.
En Portugal,
a unos quince kilómetros de Tuy, se encuentra Vilanova de Cerveira: “a vila das
artes”, municipio con población total de 8.800 habitantes. Un espejo en el que
mirarse. Cautivan al instante la ordenación urbanística, que articula con armoniosa
frescura modernidad y antigüedad arquitectónicas,
la apertura de espacios ajardinados, la limpieza y, dada la reducida dimensión
urbana, el equipamiento cultural y de ocio: Fórum Cultural, que incluye un
museo, Escuela Superior de Arquitectura, Auditorio al aire libre, Centro de
teatro y cine, piscina cubierta, amplia área de aparcamiento en superficie, eco
pista y un espléndido y bien equipado parque, de cuyas características y
atractivo hablan con elocuencia las imágenes siguientes:
Pista de skate |
El mejor que has escrito.
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