Las
intervenciones municipales en Tuy en materia de urbanismo y arquitectura distan
mucho de reunir méritos como para optar a algún premio de ordenación del territorio o, siquiera, para participar
en bienales de arquitectura, como, por ejemplo, la recuperación ambiental de la
fortaleza y playa fluvial de Goián en Tomiño, o la muy celebrada actuación urbanística en Allaríz. Si
existiesen galardones negativos por realizaciones desastrosas, al estilo, premio
“Cenutrio” (Farmaindustria) o “Sombra” (ecología), en materia tan sensible como el paisaje urbano,
la política constructiva municipal llevada a cabo en Tuy bajo las siglas PP conseguiría
varios de ellos. El feísmo municipal, a diferencia del edificatorio del rural gallego de
obras sin terminar por falta de dinero, responde a la falta de sensibilidad y
preocupación de los gobernantes por el medio ambiente, para quienes el territorio solo
tiene valor como mero soporte físico susceptible de explotación discrecional,
sin importarles la belleza o los valores ambientales.
Para muestra,
otro botón; el nuevo pabellón de deportes, de diseño cutre al genuino estilo de
las primeras y elementales naves industriales, emergiendo abruptamente en la
panorámica de jardín y campiña que se
ofrece a la vista desde la visitada glorieta de Vigo.
La presencia
de esta desmadrada construcción, de imagen fabril de color gris cemento, burdo contenedor de prácticas deportivas, en el mismo borde delimitador del recinto
del casco histórico, es francamente, perturbadora. Y viene a sumarse, significativamente, a otras fuera
de escala (hoy ocultas por árboles), impropias todas ellas de un área de clara vocación
residencial de vivienda unifamiliar. Cuando no rige más criterio que el
utilitarista de dotar de equipamiento donde haya espacio disponible, porque,
dada la baja cualificación de nuestros corporativos, no cabe esperar mayores
consideraciones, la belleza y armonía de nuestro singular enclave corre serio peligro. Por la incompetente
manera de actuar de nuestros gobiernos municipales con respecto a los
“excepcionales valores ambientales”, según recoge el Decreto que declara a Tuy “Conjunto
Histórico- Artístico” diría que desconocen que dicha declaración incluye la cualidad de “Conjunto
Pintoresco”. Si bien, a la vista de los nefastos resultados para el entorno, para pintorescos, los
referidos munícipes.
Tanto si reparamos
en la evolución de los ayuntamientos vecinos, como si hacemos abstracción de su
desenvolvimiento, cabe preguntarse, qué particular beneficio han
reportado a Tuy las “insignes y escogidas” corporaciones de los últimos veinte años.
José Antonio Quiroga
Quiroga
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