Más que alcalde, Tuy tiene alcaide. Voz que en el ámbito anglosajón significa: funcionario de prisiones que tiene a su cargo el gobierno de una cárcel.
El actual alcalde, Enrique Cabaleiro González no es director de carrera de centro penitenciario alguno, sino funcionario en excedencia, desde el 14 de diciembre de 2004, del Cuerpo de Auxilio Judicial en el penal de A Lama (Pontevedra), categoría situada en la base de la pirámide jerárquica del personal que presta servicios en los órganos jurisdiccionales (sueldo base actual. 904,99 eur./mes). Pero a las riendas de esta ciudad, por inclinación natural y/o deformación profesional, nadie discute que tiene hechuras. Y semblante: taciturno, sombrío, de expresión adusta y mirada que rehúye la del interlocutor. La sonrisa, desacostumbrada, asoma en su cara en enigmática mueca. Ciertos brotes de autoritarismo escapados del control de su carácter reservado, como la amenaza a un ciudadano con llevarlo ante la Fiscalía por hablar durante una sesión plenaria, revelan rasgos propios de dictador, que el ejercicio del mando va confirmando.
Después de ser concejal de medio ambiente en su pueblo natal, decidió, apadrinado por el secretario comarcal de A Cañiza, probar fortuna como candidato en el municipio tudense, previa liquidación, de un zarpazo, del Comité local del PSOE, partido en el que milita. Enrique Cabaleiro, aquel niño calculador, que solo jugaba a las canicas con quienes estaba seguro de ganarles, era un perfecto desconocido en Tuy; pero una cuñada, con ocasión de la campaña electoral, se encargó de realizar su presentación pública mediante una Carta al Director, que lo retrataba como persona no recomendable. Advertencia que cayó en el olvido con la moción de censura, cuya escandalosa puesta en escena tan buen resultado le proporcionó.
Tampoco Tuy es localidad de malas gentes, a las que no recibe ni escucha, como para tener un alcaide que la gobierne, y les imponga, cuales rehenes de sus disposiciones, penas de reducción de plazas de aparcamiento por cuarenta años, además de otros gravámenes de índole circulatorio. Algo amenazador deben haber advertido en él los comerciantes cuando no se han atrevido a pronunciarse en defensa de sus negocios.
Alcaide Cabaleiro, no le deseo mejor futuro que el que usted quiere para Tuy.
José Antonio Quiroga Quiroga
Ciertamente el rostro, su rictus y sus andares son sombríos, ¿quizás una deformación de tipo profesional? Lo digo como algo anecdótico, no es que sea tampoco algo importante.
ResponderEliminarNo necesariamente.
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