El poder, mal entendido, a fuerza de disponer de capacidad de hacer y deshacer a voluntad, lleva a los servidores públicos, a los responsables de administrar los caudales de los contribuyentes, a creer que el dinero recaudado les pertenece.
Devolverlo pecuniariamente, en metálico, y no en especie en forma de servicios e infraestructuras a los legítimos propietarios, debe parecerles que para ese viaje monetario de ida y vuelta no hacen falta sus servicios, que se pervierte el entramado administrativo.
Efectivamente, en circunstancias normales, las reversiones dinerarias solo están contempladas para ayudas sociales, para socorrer a los realmente pobres y desprotegidos, a los más necesitados o necesitados de lo más esencial. Sin embargo, en estos desgraciados momentos de cerco y ahogo, de restricciones comerciales y cierre obligado de la hostelería, de desplome de la economía a causa de la aparición de la pandemia, la clase productiva, la que más contribuye, está tornando en improductiva y necesitada. Quizá no tanto como para verse privada de lo más básico, pero quién sabe si más adelante al estar su actividad y fuente de ingresos en riesgo de desaparición.
No conviene, en ningún sentido que desaparezcan los emprendedores, que generan empleo y riqueza, que se destruya el tejido laboral, que buena parte de la sociedad devenga en necesitada.
Ello debería hacer reflexionar al alcalde de Tuy, renuente a adherirse al plan de la Xunta de socorro a la hostelería de Galicia en general, y en particular a la de Tuy; pues, como se comenta en los corrillos de la ciudad, está muy aburrido, muy cansado de tanto esfuerzo realizado en ayudar al comercio local.
QUERO TUI… ¿De verdad, en serio?
José Antonio Quiroga Quiroga
No hay comentarios:
Publicar un comentario