En febrero de 2016, durante el mandato municipal del cuatripartito: PSOE, BNG, Alternativa Tudense y Son, el pleno de la corporación aprobó la moción del BNG de apoyo a la causa saharaui. Este brindis al sol no tendría mayor trascendencia si no fuese seguido de la extralimitación del grupo de gobierno de exponer la bandera de este pueblo en el balcón del Ayuntamiento durante varios días; hecho que en aquel momento censuré como impropio e injustificable.
Una sentencia del Juzgado Contencioso Administrativo de Madrid acaba de estimar el recurso de los vecinos de Ajalvir, condenando a este ayuntamiento por colgar una pancarta del colectivo LGTBI en el balcón de la Casa Consistorial durante el día del Orgullo y posteriores. En apoyo de su resolución el titular del juzgado remite a la del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) del País Vasco que considera ilegal la instalación en edificios municipales de emblemas no oficiales, y recuerdan el principio de neutralidad ideológica del Estado, cuyo deber “impide que algún tipo de opinión o ideología sea fomentada, propiciada, asumida o de cualquier forma protegida por las Administraciones Públicas”; y a un fallo del TSJ de Navarra de 2017, que determinó que “cuando se trata de un edificio público, cual es el Ayuntamiento, no se puede hacer uso en el mismo, ni en el balcón principal ni cualquiera de sus fachadas o ventanas, de otra bandera que no sea la oficial o la propia bandera del Municipio.
Asimismo, la sentencia del Tribunal Supremo de 2020 fija como doctrina, que no resulta compatible con el marco constitucional y legal vigente, y en particular, con el deber de objetividad y neutralidad de las Administraciones Públicas la utilización, incluso ocasional, de banderas no oficiales en el exterior de los edificios y espacios públicos, aun cuando no sustituyan, sino que concurran, con la bandera de España y las demás legal o estatutariamente instituidas.
Sirvan estas referencias para evitar, bajo chantaje o libre acuerdo con los socios de gobierno, dar cobertura institucional, a través de la exhibición en edificios públicos de emblemas, carteles y banderas, a posicionamientos ideológicos de cualquier signo.
Sabemos que a los munícipes, nuestros concejales, les seduce sentirse, cuando consideran que la ocasión es propicia, diría que “influencers mundiales”, cuales representantes de la ONU, posicionándose e interviniendo desde sus humildes escaños en asuntos de orden internacional, pese a que no sean capaces de gobernar con acierto su pequeño municipio o señalar en el mapa la región o país de cuya situación hacen causa.
José Antonio Quiroga Quiroga