Regreso
a Tuy con la mirada limpia tras visitar los primorosos cascos históricos de
Puebla de Sanabria, Ponte de Lima y el refrescante conjunto urbano de Vilanova
de Cerveira. Vuelvo de otro mundo, en términos de aseo urbanístico, cautivado
de “vilas” portuguesas, y embargado de pulcritud con la sensibilidad afinada como
recién salido de un cursillo de estética.
Emboco el viejo puente internacional, avanzo por la Avenida de Portugal y, al
comienzo de la calle Martínez Padín, punto desde el que se divisa la fachada
perimetral del recinto histórico, coronada por el lateral fortificado de la
catedral, el impacto no puede ser más catastrófico. Traumático para un tudense.
Un inaudito catálogo de horrores en cadena, de fechorías urbanísticas, se
despliega ante la vista del viajero en el recorrido de penetración a esta
antigua capital del reino de Galicia. Tal recibimiento de andrajos ahuyenta al más optimista de los visitantes.
Al
final de esta calle de entrada se ofrecen tres direcciones posibles: calles,
Colón, Orense y Augusto Glez. Besada, todas ellas desalentadoras por la imagen de
decadencia, anarquía volumétrica y ostensible descuido. El tránsito por las
principales calles de travesía de la ciudad no invita a detenerse sino a
alejarse y no mirar atrás. La penosa impresión que causa relega al olvido todo posible
recuerdo
en la memoria del forastero que la cruza. Y el que se detiene a curiosear
o viene ex profeso, pronto se desanima y da por concluido el callejeo. Vergonzantemente
lastimoso es el estado de la travesía de Santo Domingo, o callejón del
Seminario, que une el principal Paseo de la Corredera con la iglesia románica,
monumento nacional, que da nombre al vial. Este pasaje, flanqueado por exuberante
maleza, firme irregular de abrasivo asfalto, y pobremente iluminado, desmerece
ante un mal camino rural. La única entrada a Tuy atractiva, singularmente
bella, es por el río, pero la ciudad no dispone ya, como en tiempos pretéritos,
de puerto comercial.
Sin
embargo, a la percepción general de la ciudadanía estas cosas pasan
desapercibidas. A un amigo personal, como a tantas otras personas, le inflaman
la vena chauvinista las bulliciosas
multitudes congregadas con ocasión de eventos lúdico-deportivos o
acontecimientos festivos como, por ejemplo, la actuación de la orquesta
Panorama o el Festimiño. Tanto, que en estas ocasiones no puede reprimir proclamar con orgullo en Facebook, ¡me gusta
mi ciudad! Recordando un popular eslogan asturiano, podríamos decir: Tuy qué
guapo Ches (yes), (sí, sí, mister yes, munster chef). Bonito o feo, Eurociudad
o no, todos queremos, amamos el pueblo, villa o ciudad a la que pertenecemos. Pero no es tanto el
amor ni tan sentido si no se tienen ojos para ver, o, teniéndolos, no duele el
mal que se le está haciendo a tu ciudad. Bien está que se defienda y ensalce,
pero no hasta el extremo de caer en perniciosos fanatismos narcisistas que
impiden percatarse del rumbo de irremediable desastre que está tomando Tuy, que
está acabando con su esencia y belleza.
Si
a la carencia de infraestructuras, entre las urgentes la de aparcamiento, se
suma la decrépita anrquía y la fealdad, poco o nada podemos esperar en cuanto a
desarrollo y bienestar. Y ante este estado de cosas y la sombría perspectiva
turística y comercial, la asociación de comerciantes (ACITUI), enajenadamente satisfecha
y feliz con el dudoso pero indiscutiblemente improductivo éxito del
baile-fitness zumba, zumba, patazumba.
De la perniciosa e inaceptable política urbanística municipal hablan con
elocuencia las reveladoras imágenes de la parte contemporánea de la ciudad que
acompañan este desgarrado escrito de denuncia. Dejo de lado, por conocido, el abandonado
casco histórico. Sorprende que, ante tan calamitosa escena urbana, Tuy carezca
de ordenanza municipal adecentamiento y ornato público de edificios que vele
por el decoro de la ciudad.
Irrepetible postal de la fachada Oeste de Tuy
antes del atentado "Beira Miño"
Ruinas de casa, y del Teatro Principal (al fondo)
Publicidad al pie del casco histórico y en el Camino de Santiago
Bloques de viviendas "Beira Miño" y casa antigua en medio
Ruina potencialmente peligrosa
Muestrario de revestimientos de fachadas medianeras
Medianera mosaico(ladrillo y roca) de galpones
Galpones de ladrillo sin revocar en el recinto histórico
Muros de hormigón tras el derribo del Baluarte del Olmo
Medianera sin revocar. ¿Será por dinero?
Obra de un exalcalde promotor inmobiliario
Contraste antiestético
Vial que flanquea el edificio del Área Panorámica
Vial de suburbio en el centro de la ciudad
Sin comentario
La mala cara del Centro de Salud
Medianera sin revocar
Medianera por desequilibrio de alturas
Hermosa fachada en estado lamentable
Trasera a la C/ Rosa Bahamonde de la fachada anterior y edificio contiguo
Huecos tapiados en el Paseo de la Corredera
Medianera parcheada con tela asfáltica de aluminio y betún
Medianeras con asfalto (baja) y tela asfáltica de aluminio(alta)
Bella fachada en estado de total abandono
Ramo de zarzas de bienvenida a la iglesia de Sto. Domingo
Travesía de Santo Domingo flanqueada de exuberantes zarzas colgantes
Al fondo de la verde vereda, la iglesia de Sto. Domingo
Está
sobradamente demostrado que el votar gobiernos declaradamente incompetentes,
compuestos en buena parte de iletrados, no importa el partido que representen,
equivale a traicionar a Tuy, a defraudarse a uno mismo.
A
la vista de la hiriente decrepitud y de la general obstinación partidaria políticamente,
cabe preguntarse, ¿cómo hemos caído tan bajo? y, ¿a quién tenemos que
encomendarnos, además de a San Telmo?
José Antonio Quiroga
Quiroga
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