Cuando desde el público me dirigí al entonces alcalde, hoy portavoz del
PSOE en la mal llamada y mal entendida Oposición, para que trasladase una
pregunta a un concejal de la bancada rival, respondió que solo cabe formularlas
al grupo de gobierno. Repliqué que, en todo lo fundamental, el Pleno de la
Corporación es el órgano que gobierna el Ayuntamiento, y que dicho grupo gobierno
lo es en cuanto cuerpo ejecutivo, es decir, el que tiene la responsabilidad de ejecutar, o
de dejar sin efecto, los acuerdos plenarios, además de corresponderle la
iniciativa en la gestión, para lo cual dispone de autonomía limitada y tasada
en el gasto. Se desprende, pues, que no
es de recibo ni legítimo que el público solo pueda interpelar a los concejales del grupo de
gobierno si los encuadrados en la oposición, con su voto, sobre todo si ésta dispone
de mayoría, decide sobre el devenir del municipio y la vida de los residentes.
Tampoco, en razón con la capacidad de arbitraje que tiene la oposición, es admisible que, en ejercicio de descarado cinismo, trate de
desvincularse de la aprobación de los Presupuestos, negando responsabilidad alguna en ello y
trasladándola en exclusiva al equipo de gobierno, pese a que éste aceptó la mayoría de las demandas, en
particular las de más trascendencia, con pretextos nítidamente vacuos e inconsistentes como los
siguientes:
El PSOE basó su rechazo en que “son un parcheo” (sin percatarse de que
llama parches a sus exigencias, y a las de los demás partidos), y “solo hay un cumplimiento parcial de nuestras
propuestas, que a estas alturas no vale”,
cual producto perecedero pasado de fecha ; el BNG: “son una serie de
ocurrencias” (pero no cita ninguna); “los presupuestos no son un intercambio de
cromos” (sin explicar qué entiende por cromos, y de qué intercambio se trata); Son
de Tui, que exige la compra de la casa de Salomón, que no fue aceptada por sus compañeros cuando eran Gobierno,
llama “bajada de pantalones” a la
negociación y aceptación de buena parte de las demandas.
La rabieta y el resentimiento inextinguibles de los descabalgados, que no
asimilan que eran gobierno en precario expuesto a ser democraticamente reemplazado,
han unido, al antes desunido cuatripartito, cual sólida piña enfurecida y ofuscada
en labor de bloquear sistemáticamente
toda iniciativa del ejecutivo con el ánimo de tratar de desacreditarlo y luego
destruirlo, sin preocuparse del daño que
causan al municipio, y sin percatarse de que se están apartando del comportamiento
sereno y responsable exigible a quienes con su buen trabajo opositan a gobernar.
Tan es así de obstinada la
labor de obstaculización, que el trascendente concurso internacional de ideas
para la reordenación del tramo de frente de la ciudad con el río Miño, desde la alameda de santo
Domingo hasta el viejo puente de hierro, que cuenta con la colaboración del
Colegio de Arquitectos, ha sido objeto de las más disparatadas objeciones, que han desembocado en la
devolución del mismo para posterior estudio. El representante de Son de Tui,
defensor de las acostumbradas intervenciones de mero mantenimiento, publicitadas como auténticos logros, bajo el
epígrafe, “Antes y Después”, no dudó en
calificar el proyecto y al alcalde de megalómanos, al tiempo, como el resto de
sus compañeros, de alertar de que con el concurso se estaba empezando la casa
por el tejado (así se lo habían dicho arquitectos amigos suyos), pues antes
habría que disponer del parecer de los organismos sectoriales con competencias
en el ámbito de actuación: Costas, Medio Ambiente, Patrimonio, etc. El resinoso Capón Rey, que para colmo de
frivolidad malévola y cateta, había propuesto que el concurso se ofreciese a
los estudiantes de la escuela de arquitectura Gallaecia, de Vilanova de
Cerveira, aprendices sin título ni
infraestructura profesional y económica para afrontar el envite, amenazó con que su postura sería invariable si
la alcaldía volvía a presentar el concurso al pleno si antes no convocaba a los
representantes de dichos organismos.

No solo ya se cuestionó el conocimiento y capacidad históricas del
Colegio de Arquitectos en estos menesteres, anteponiendo y haciendo prevalecer
la supuesta opinión de desconocidos arquitectos, sino que, absurdamente pero
con inusitada vehemencia, se afirmaba que dichos organismos tenían que venir a
Tuy y pronunciarse ante la sola y desnuda idea de tratar de hermosear el tramo de río colindante con la ciudad,
como si se tratase, en sí misma, de algo aberrante y, por tanto, prácticamente
inaceptable, sin disponer siquiera de un
documento básico, boceto o anteproyecto, sobre el que poder fundamentar las correcciones necesarias. Pero
resulta, además, como los dictámenes de
los organismos sectoriales no los emiten los delegados provinciales, ni nadie
en particular, sino la Comisión de expertos al efecto, no tiene ningún sentido que se desplacen a
Tuy las respectivas Comisiones para dictaminar sobre lo que no tiene cuerpo,
forma ni apariencia. Tal ridículo, afortunadamente, no se va a producir, porque
dichos organismos no se van a prestar a ello. Ingenieros y arquitectos saben
que el orden de las cosas es, redactar el anteproyecto o proyecto, que luego será enviado por la Administración en
concreto a, por ejemplo, Patrimonio,
Costas, Carreteras, etc. y, a la vista de los dictámenes, subsanar lo que
proceda.

Respecto del díscolo concejal entrante José Prada, que acaba de renunciar
a la militancia del PP, procede poner de
relieve que se apropió del acta de concejal que obtuvo gracias al paraguas de
dicho partido, pero que moralmente no le pertenece, pues desde que encabezó,
infructuosamente, en abril de 2011 la lista del Partido Galeguista Demócrata ( “muchísimas
personas nos animan a presentarnos por dignidad, honradez y honestidad”) no
tuvo oportunidad de mejorar su imagen como político, es decir, en razón al
resultado cero obtenido, se concluye que por sí mismo no reuniría votos suficientes para ser
elegido. Desobedeció al partido que lo acogió no permitiendo que corriese la
lista, a sabiendas de que no iba a ser
aceptado en el Gobierno porque estaba
señalado en el pacto de limpieza. ¿Qué pretendía hacer, pues, entrando en la
Corporación? Dice que hará lo que le dicte su conciencia. La conciencia, que
unas veces dicta y las más solo se remueve, no es otra cosa que la estructura moral
de cada particular. De momento, lo que su conciencia le ha dictado o sugerido
no tiene nada de positivo para Tuy.
En cuanto al sorpresivo y desconcertante concejal en el Gobierno, Andrés
Urseira, le sugiero que sea leal al compromiso adquirido, y que desempeñe con
la máxima brillantez que sea capaz las delegaciones que tiene a su cargo, pues
ello redundará en beneficio propio como
persona seria, fiable y capaz, y en réditos electorales cuando se presente por el
partido naranja C,s.
Si Tuy no se desprende de determinados personajoides políticos, seguirá
sumido en la lamentable decadencia que no cesa.
José
Antonio Quiroga Quiroga