Un sagaz usuario de Facebook se
refería, con el apelativo del título de este escrito, al tiempo que sugería que
se fuera para casa, al concejal que con
puntual regularidad desea “parabens e muitos anos de vida” a sus muchos amigos
virtuales con ocasión de sus cumpleaños y onomásticas (cuando alcalde iba a
todos los entierros del municipio), que participa en casi todos los saraos de dicha red, mayormente como especie de archivero
de ocasión de dudosa fiabilidad, y que “partilla”, con sobreabundancia, quincalla
moral, en claro ejercicio de fiel practicante ejemplar. El mismo concejal que, acusado de
consentir el insufrible, inadmisible y vergonzoso alboroto favorable a la
permanencia del grupo de Gobierno durante
el pleno de la moción de censura, se justificó con la burda como perversa
trampa imaginaria de que podría haberse ausentado de la sala a hacer pis y a ver si su compañero más joven de la mesa
de edad, sujeto de abucheos e insultos constantes, se atrevería a expulsar a
alguno de los que le increpaban. Curiosa forma de transferencia de
responsabilidad en quien, como miembro más veterano de la Corporación, recae la
obligación de que el acto se desarrolle dentro de los cauces del orden y
respeto debidos, pero que se limitó, con decidida voluntariedad y perseverancia, a la
farsa, entre teatral y protocolaria, de impotente oficiante superado por las circunstancias, pese a
la conocida irrefrenable querencia del personaje por mandar e
imponer su criterio contra viento y marea. Pues bien, lejos de recurrir al jocoso ejemplo de
ir a hacer pis, pudo acogerse al
precedente del alcalde desalojado de lanzar la amenaza de llevar a la turbamulta
ante la Fiscalía. Pero ¿cómo iba a querer imponerse, con una primera expulsión
a modo de ejemplar advertencia a los elementos perturbadores, si la marea
empujaba favorablemente?
Corporativo del anterior Gobierno (procesión del Carmen) aguantándose las ganas de hacer pis para encarar la subida de la Rúa Nova
Retomando la referencia al feisbuquerismo,
hace tiempo que me pregunto si en verdad
es posible que un Gobierno municipal sea eficaz si buena parte de sus miembros,
exalcalde incluido, le dedican horas diarias a fisgonear en esa red social, dominadas por jaurías ladradoras, en vez de
hablar con la gente y recorrer calles y parroquias para detectar y conocer de mano problemas y necesidades
que atender. Tal dedicación excesiva solo se explica por el decidido cultivo del
populismo como potencial banco de votantes, en menoscabo de la preocupación y trabajo
propio de las respectivas delegaciones.
Confío en que el nuevo Gobierno
se aparte de esa tentación y no caiga en la trampa de la pantanosa Red, que solo le puede
reportar dolorosa erosión y descrédito.
José Antonio
Quiroga Quiroga