sábado, 28 de octubre de 2017

"El abuelo feisbuquero"


Un sagaz usuario de Facebook se refería, con el apelativo del título de este escrito, al tiempo que sugería que se fuera para casa,  al concejal que con puntual regularidad desea “parabens e muitos anos de vida” a sus muchos amigos virtuales con ocasión de sus cumpleaños y onomásticas (cuando alcalde iba a todos los entierros del municipio), que participa en casi todos los saraos  de dicha red, mayormente como especie de archivero de ocasión de dudosa fiabilidad, y que “partilla”, con sobreabundancia, quincalla moral, en claro ejercicio de fiel practicante ejemplar. El mismo  concejal que, acusado de consentir el insufrible, inadmisible y vergonzoso alboroto favorable a la permanencia  del grupo de Gobierno durante el pleno de la moción de censura, se justificó con la burda como perversa trampa imaginaria de que podría haberse ausentado de la sala a hacer pis  y a ver si su compañero más joven de la mesa de edad, sujeto de abucheos e insultos constantes, se atrevería a expulsar a alguno de los que le increpaban. Curiosa forma de transferencia de responsabilidad en quien, como miembro más veterano de la Corporación, recae la obligación de que el acto se desarrolle dentro de los cauces del orden y respeto debidos, pero que  se limitó, con decidida voluntariedad y  perseverancia,  a la farsa,  entre teatral y protocolaria, de impotente oficiante superado por las circunstancias, pese a la conocida irrefrenable querencia del personaje  por mandar e  imponer su criterio contra viento y marea. Pues  bien, lejos de recurrir al jocoso ejemplo de ir a hacer pis,  pudo acogerse al precedente del alcalde desalojado de lanzar la amenaza de llevar a la turbamulta ante la Fiscalía. Pero ¿cómo iba a querer imponerse, con una primera expulsión a modo de ejemplar advertencia a los elementos perturbadores, si la marea empujaba favorablemente?


                            
             Corporativo del anterior Gobierno (procesión del Carmen) aguantándose las ganas de hacer pis para encarar la subida de la Rúa Nova




Retomando la referencia al feisbuquerismo,  hace tiempo que me pregunto si en verdad es posible que un Gobierno municipal sea eficaz si buena parte de sus miembros, exalcalde incluido, le dedican horas diarias a fisgonear en esa red social,  dominadas por jaurías ladradoras, en vez de hablar con la gente y recorrer calles y parroquias para detectar y conocer de mano problemas y necesidades que atender. Tal dedicación excesiva solo se explica por el decidido cultivo del populismo como potencial banco de votantes, en menoscabo de la preocupación y trabajo propio de las respectivas delegaciones.

Confío en que el nuevo Gobierno se aparte de esa tentación y no caiga en la trampa de la pantanosa Red, que solo le puede reportar dolorosa erosión y descrédito.

                            José Antonio Quiroga Quiroga

 

 

lunes, 23 de octubre de 2017

Espectáculo lamentable


 

Era previsible que  el pleno de la moción de censura al cuatripartito de Gobierno del ayuntamiento de Tuy se celebrase bajo condiciones ambientales inaceptables en democracia y desde cualquier perspectiva cívica. La bochornosa presión tribal con   incesantes abucheos, salpicados de   alguna amenaza de tipo personal, malamente y a duras penas permitió que se escuchasen  las intervenciones de los postulantes al relevo. De nada sirvieron los innumerables ruegos al silencio del presidente de la mesa de edad, incapaz de imponer orden en la sala, que más bien parecía el graderío de un circo romano,  pues disponiendo recursos para ello, debía sonarle a música celestial en cuanto que la banda tronaba y jaleaba a su favor y del resto de compañeros destronados.  A caldear la atmósfera contribuyeron, por una parte, y principalmente, el colectivo NON a moción de censura con dos manifestaciones en la calle y el llamamiento a la ciudadanía de acudir al pleno, con no se sabe qué objeto: si como pasivos observadores del acto de desalojo  y relevo, o como agitada masa coercitiva en la esperanza última de amedrentar a los ponentes y abortar la moción; y por otra, la injustificable doble acogida en las ondas de la RMT a los líderes del mencionado colectivo NON a moción, como si, a título informativo, no fuese más que suficiente con una comparecencia; y solo explicable por el particularmente conservador e indiscriminado “sentido de Estado” del director de la misma.

Era también previsible que el alcalde saliente tuviese una intervención de despedida elegante y caballerosa como corresponde a todo dignatario que se precie de tal. Pudo haber salido airoso del trance de haber mantenido la línea de “fair play”   de la primera intervención, pero, desarbolado ante la inminencia del desahucio, quedó al descubierto su verdadero carácter, de ordinario agazapado en la  opacidad del retraimiento aunque salpicado de asomos inquietantes,  con dos frases envenenadas de mal perdedor. La primera, gratuitamente triunfalista, pero precedida  de sutil paralelismo  insidioso de los golpistas  que asaltaban el palacio presidencial de Allende con los  firmantes de la moción, y tomada de las últimas palabras de aquél como presidente de Chile: “el futuro es nuestro” . La segunda, rúbrica de la primera, cerró la intervención lamentando el espectáculo ofrecido, en indudable referencia al dado por “los golpistas”, pues no cabe suponer que iba dirigido a los excitados alborotadores que le respaldaban.  Lo que no era previsible fue la inoportuna  desaparición de la llave de la puerta de acceso al despacho de la alcaldía desde el salón de sesiones. Rareza tan inusitada que solo admite dos interpretaciones: que los “golpistas” no encontrasen refugio en el despacho de la alcaldía en el caso de que tuviesen que salir por piernas de la sala al estar bloqueada la puerta de salida por la concentración de asistentes, o como gesto postrero de obstinada resistencia infantil a ceder la dependencia que acogió los momentos de mayor representatividad y autoridad personal.

Como broche final del día de autos merece atención la cuidada escenificación montada en el pórtico de la gloria de la Casa Consistorial, en la que, como se aprecia en la fotografía adjunta, con un decorado estratégicamente situado, aparece, con una inexplicable expresión de alegría, jamás vista ni imaginada en rostro tan poco dado a exteriorizar sentimientos, el alcalde saliente acompañado de sus compañeros de fatigas y del secretario xeral del PSdeG.
Sincera e incontenida expresión de júbilo tras el desalojo
Preocupada por el movimiento sísmico que provocó la remoción de las estructuras de gobierno en el Ayuntamiento de Tuy, y ante el riesgo de probables réplicas que afectarían seriamente las de la Diputación  (organismo que habitualmente sirve de instrumento para el reparto de favores a los ayuntamientos afines) entró escandalizada en escena, como actora de reparto, Carmela Silva, presidente de dicho organismo,  apresurándose a decir que el acuerdo programático entre partidos que propició la moción de censura “le va a costar a los gallegos (y a las gallegas, claro) 19 millones de euros”, como si tal cantidad no tuviese otro destino que el de ser quemada en pólvora. Y a acusar a la Xunta de haber comprometido tales recursos públicos para determinadas infraestructuras y servicios a cambio de la moción, pese a que todas las obras enumeradas corresponden a necesidades  demandadas  hace mucho tiempo,  alguna de ellas, como el nuevo edificio de juzgados, ya comprometido y presupuestado hace más de un año. ¿Acaso desconoce la presidente que la política es capacidad de gestión y de negociación ante las instancias administrativas correspondientes, ya sirviéndose del talento personal de persuasión o del cultivo de las relaciones personales con cargos políticos con poder de adjudicación de recursos?

El espectáculo todavía continua en Facebook, donde algunos de los descabalgados siguen retorciéndose penosamente cual cola de lagartija amputada.

                               José Antonio Quiroga Quiroga

 

 

sábado, 21 de octubre de 2017

Charla nacionalista

Previo al relato sobre la charla ofrecida por  Camilo Nogueira en las dependencias de la UNED de Tuy  dentro del “Ciclo Mártires de Sobredo” a la que acudí por error creyendo que ahondaría en los trágicos acontecimientos que precedieron  la abolición de los foros agrarios, pero que trató sobre “Galiza unha das primeiras nacións de Europa”, traslado aquí, de manera resumida,  a modo de preámbulo, un   pronunciamiento de Theodor W. Adorno sobre ese desvarío colectivo de la razón que es el nacionalismo. Dice, pues, Theodor, que “el nacionalismo incrementó el narcisismo colectivo; es decir, incrementó hasta lo inconmensurable la vanidad nacional”. Esos impulsos narcisistas de los individuos, necesitados de una identidad que la sociedad les niega al relegarlos y disolverlos individualmente en el anonimato, encuentran satisfacción sucedánea en la identificación ilusoria con la totalidad. Una variante de nacionalismo (palabras mías) son las banderas del deporte, cuyo exponente máximo son las de los clubs de fútbol, en las que  se envuelve o se enfunda una mayoría de perdedores en la vida en busca de redención para sentirse, aunque sea ocasionalmente, campeones.  “No hay nada que los hombres, y especialmente en colectividad, no estén dispuestos a inmolar en el altar de la autoafirmación y la soberbia” (Rafael Sánchez Ferlosio). Este sentimiento tribal se observa en lo que llamo nacionalismo de parroquia, que lleva a éstas a tratar de ser más o de no ser menos que las vecinas, y que se pone de manifiesto en múltiples ocasiones, como p.e., en la rivalidad absurda de las tiradas de cohetes con motivo de las fiestas patronales.
Pues bien, secundado por la presentadora del acto, que ofició de sacerdotisa ideológica  bendiciendo oportunamente con lentos asentimientos  de cabeza lo que iba exponiendo el conferenciante a un auditorio de fieles comulgantes, comenzó su exposición Camilo Nogueira (BNG) con esta frase plena de orgullo de supremacía de raza y de condescendiente suficiencia: “bueno, non vou a falar de Colón”. Mejor así, ahora que recientes hallazgos refuerzan la teoría sobre el origen portugués del intrépido navegante.
Prosiguió Camilo Nogueira con la descripción,  si no reivindicativa sí tocada de añoranza, de los otrora extensos dominios del reino de Galicia que, interesadamente, algunos asocian a la muy anterior Gallaecia Romana;  de sus  significados reyes y del  papel, a su entender, determinante de alguno de éstos en la reconquista de la península ibérica, aunque de manera bastante desordenada como reconoció al final de la alocución el ponente.
En la fase de coloquio pregunté a qué época habría que retrotraerse para determinar extensión y fronteras del reino de Galicia, y qué legitimidad, desde la perspectiva democrática, tendría tal reino si todas las naciones se han formado por la fuerza de las armas. No soy capaz de recordar la respuesta por confusa. También pregunté, luego de manifestar mi defensa de la lengua gallega, de lo conveniente de conservar y preservar la identidad cultural y tradiciones, sobre el interés y  necesidad, en términos de desarrollo en general, de alcanzar la independencia territorial. Mirando descortésmente hacia un lateral, dando a entender que le molestaban mis acotaciones, dijo: “vostede é un pesimista”. Antes se escucharon voces apasionadas como: “fora de Galicia os galegos trátannos como animais”; ¡ Galicia é a primeira potencia pesqueira do mundo”.
En medio de la densa atmósfera nacionalista no me atreví a preguntar sobre la aparente contradicción o ausencia de coherencia  de la ideología integrista basada en la defensa radical de la identidad de raza e idiosincrasia “enxebre” galega  con la adopción de niños africanos por parte de significados/as militantes del BNG.
                         José Antonio Quiroga Quiroga


lunes, 2 de octubre de 2017

Secesión en la patria familiar


 

Vaya por adelantado que no participo en absoluto de ningún tipo de ideología nacionalista, y menos, si cabe, de ningún sentimiento separatista, si bien,  pese a que no hay ejemplo bueno (aforismo de la casa), asumo el riesgo de valerme de uno para  tratar de aportar algo de perspectiva sobre el grave y trascendente conflicto que ha generado y genera el independentismo catalán.

Imaginemos, en primera instancia, un matrimonio que vive en un país en el que, debido al atraso cultural y democrático y, por tanto legislativo, no está aprobado el divorcio. Imaginemos al patriarca, el cabeza de familia, investido de la tradicional autoridad y capacidad de decisión que la sociedad y la ley le otorga,  que, en situación de desavenencia conyugal continuada, negase a la esposa la solicitud de divorcio. Obviamente, la deteriorada convivencia  haría insufrible la relación de pareja y tendría consecuencias negativas para el resto de la familia si la hubiese.

Imaginemos, para mayor paralelismo de la relación de fuerzas o de número de integrantes entre un  país con respecto de una región o autonomía del mismo país, que la unidad familiar del reñido matrimonio incluye un hijo mayor de edad que vive con sus padres pero dependiente de los mismos porque no dispone de medios suficientes para emanciparse, pero que como parte afectada o perjudicada con la probable rotura  matrimonial, dispusiese de reconocimiento y capacidad legal para posicionarse a favor o en contra de la separación de uno de sus progenitores. Dos votos contra uno abortarían la voluntad de marcharse del tercero en discordia, sin que quepa solución de avenencia ni tampoco de normal convivencia. A la parte demandante de divorcio no le queda otra salida que la forzada de la separación unilateral, con las negativas consecuencias materiales que conlleva.

En una unidad familiar, en principio, no son deseables rupturas, pero tampoco el vivir en permanente desencuentro, porque no conduce a nada favorable para ninguna de las partes.

Lo razonable y conveniente, cuando la otra parte que quiere irse tiene suficiente peso específico en la unidad familiar, es reconsiderar los términos de la relación o permitir que lo haga libremente si no hay acuerdo posible.

                               José Antonio Quiroga Quiroga