Tras las consecuencias
desastrosas de un atentado suelen venir los llamamientos a la unidad; que en la
mayoría de las ocasiones solo acontece en la convergencia de la población en el dolor. "
Barcelona nos une a todos" es uno de los lemas que recoge el sentimiento
general. Pero no es tanta la unidad en el plano político que, de producirse,
tiene lugar momentáneamente y en el marco de la obligada formalidad
protocolaria por imperativo de las circunstancias.
Una vez que afloraron ciertos
datos sobre la supuesta explosión de unas bombonas de gas butano y propano, o del explosivo llamado "la madre de satán", de cual se encontraron restos en una casa
de Alcanar (Tarragona), en la que murieron dos de los ocupantes, y resultó
herido otro, de nacionalidad marroquí, se sabe ahora que era el centro de operaciones
y planificación de un atentado de mayores proporciones que el sucedido en las Ramblas de Barcelona. También salió a la luz,
tímidamente, que los Mossos que investigaban las causas de la explosión en
Alcanar no avisaron a la Policía Nacional ni a la Guardia Civil (la crónica del País digital que recogía, al final de la misma, este detalle de la incomunicación entre las fuerzas de seguridad, parece que ha sido retirada, pues ya no soy capaz de localizarla).
Decía un entrevistado en una
cadena de televisión, que las fuerzas operativas sobre el terreno, Mossos,
Policía Local, Guardia Civil y Policía Nacional, trabajan unidos sin fisuras,
pero que no sucede así en el ámbito político- administrativo. Es sabido que suele
darse cierta incomunicación entre los diversos cuerpos y fuerzas de seguridad
por prurito de clase, competencia profesional e, incluso, promoción personal de
cargos, pero si a estas absurdas barreras del individualismo unipersonal y el aislamiento orgánico se añade el sentimiento
de suficiencia y de no injerencia en los asuntos que consideran de
exclusiva competencia no ya autonómica sino nacionalista, no nos extrañemos que, pese a que disponemos de una
eficaz y experimentada organización antiterrorista, sucedan hechos tan
dramáticos, que trascienden las fronteras establecidas.
José Antonio Quiroga Quiroga