jueves, 13 de febrero de 2020

Concurso Internacional que resultó comarcal


              Prometía mucho el Concurso Internacional de Ideas de Reordenación del Frente Fluvial de Tuy, pero la criatura, tras un parto obstinadamente obstaculizado, nació desfallecida. Sin el vigor necesario siquiera para cruzar el río.

La baja cuantía de los premios: 18.000; 8.500 y 3.500 euros, no era reclamo bastante para convocar la participación de urbanistas-paisajistas de cierto reconocimiento. El anunciado concurso internacional devino, pues, no solo comarcal, sino doméstico. Más garantías habrían ofrecido el incrementar un poco la dotación económica de partida de 50.000 euros  y contratar  un especialista reconocido en esta disciplina.

 En general, las propuestas carecen de verdadero interés, quedando patente la bisoñez propia de la inexperiencia profesional, carencia que con indeseada frecuencia se trata de encubrir con textos  impregnados de retóricas pretenciosas y empleo de vocablos inexistentes  en el diccionario de la lengua (adicción pedante muy común en esta profesión) cuya finalidad no es otra que el tratar de impresionar al profano.
Imágenes de dos propuestas
Aprecio errores en la incorporación de elementos de gran impacto paisajístico y de distorsión con el contexto arquitectónico del casco histórico, que no pasarían el filtro de Patrimonio, como, por ejemplo, la incorporación de torretas exentas para alojamiento de ascensores de comunicación de la ciudad con el paseo fluvial; desmedidos graderíos de hormigón que imprimen dureza al borde de ribera y rivalizan con la entidad pétrea de las murallas; o innecesarias plataformas-miradores  elevadas que se adentran abruptamente en el río, como en el caso del trabajo,  distinguido con el segundo accésit, titulado, “Tui … de Balcones y Salones”. Tui ya es un balcón natural al río (o a un paraíso, en descripción de Unamuno), como para necesitar de otros de difícil integración en el medio. Sin embargo, la mayoría de los concursantes apenas reparó en el mirador de la Alameda, supongo que  por desconocimiento del terreno, atalaya desde la cual se dispone de la más amplia y completa panorámica posible, aunque parcialmente cegada por esa espesa cortina  arbórea silvestre en la zona de ribera, y que la mayoría de los concursantes despacha sin mayor tratamiento que la escueta denominación de humedal. Tampoco considero acertado convertir el paseo fluvial, lugar al que acude la gente en busca de placentera armonía y paz, en un parque temático, sembrando indiscriminadamente el recorrido de bulliciosas instalaciones recreativas, que perturbarían el reconfortante sosiego que transmite la naturaleza. Sin duda, dichas instalaciones son un atractivo a mayores, y tienen cabida, pero su lugar está en los extremos del recorrido,  no de manera salpicada, si se pretende preservar la gratificante quietud del medio natural.

Consecuentemente, de entre todas las propuestas, la ganadora: “Márxes líquidas”, ha sido la menos intervencionista, con arreglo a la máxima que premia sabiamente  las actuaciones mínimas por prudentes (la naturaleza es medio muy agradecido a poco que se adecente). Pero la importancia del ámbito y los objetivos merecen y demandan algo más.
Panorámica desde los jardines de la Alameda

          
Vista restringida del río Miño desde la Alameda

          
           Vista Este hacia el río y vega portuguesa cegada por la arboleda

          
            Cortina arbórea silvestre que impide las vistas  Este y Norte del río
Sea como fuere, la principal virtud del concurso es la de haber reclamado la atención política sobre la necesaria y conveniente ordenación y embellecimiento de las márgenes del río Miño a su paso por Tui. Este proyecto redundaría en la calidad de vida local, y contribuiría a realzar la belleza del entorno, y a fijar por unos días el turismo que hoy día solo es de paso. El principal obstáculo que presenta esta trascendente idea es su financiación; máxime cuando existen un buen número de infraestructuras y actuaciones pendientes imprescindibles para salir de la situación de duermevela que atenaza, cual maldición, a esta singular ciudad.

 

                                José Antonio Quiroga Quiroga


NOTA.  Cierto día le sugerí  a un concejal del Gobierno anterior que colocase la señal  de Vista Panorámica a la altura de la Iglesia de Santo Domingo, para orientación de visitantes y potenciales pregoneros de Tuy. Tomó nota por escrito, pero, hasta el presente, no se llevó a cabo.