miércoles, 13 de noviembre de 2019

Retrato Presidencial




    La expresividad corporal de Pedro Sánchez es básicamente reptiliana: más que moverse, parece que se desliza sin hacer ruido y sin mover una hoja, con movimientos ceremoniosamente parsimoniosos, ondulantes y blandos, de difusa intencionalidad, propia de un merodeador. Expresividad que refrenda con una gestualidad facial de impostada neutralidad momificada, de mosquita muerta, carente de emoción y empatía.      
     Obsérvese en el acto de presentación del acuerdo de gobierno con Pablo Iglesias la pose del susodicho: estudiada y acartonada media sonrisa para la galería; y rígida pose de estaca vertical sin asomo de acercamiento corporal hacia su presumible y ocasional socio político. Pero lo más revelador de su ego y de sus intenciones es la posición del brazo (parte entre el hombro y el codo) y de la mano derecha que estrecha la de Iglesias: no avanzan hacia el invitado ni se mantienen a una distancia intermedia de ambos cuerpos como expresión espontánea de aceptación de  las condiciones que ofrece su presumible socio; sino que después de atraerla hacia sí la retiene en su terreno dentro  del contorno de la figura del figurante mayor del reino (existen más fotografías de ambos en que se repite idéntico gesto). El acercamiento físico de cuerpos como manifestación del de planteamientos solo ocurre de parte del peticionario, del líder de Podemos. La erecta verticalidad de Sánchez transmite la actitud orgullosa del atrincherado que espera y celebra la claudicación del rival.




Escenificación del acuerdo de gobierno.





          En la foto del abrazo, sin encuentro previo de miradas, Pablo Iglesias, evidentemente emocionado, cierra los ojos imaginando haber alcanzado su sueño, de haber saltado a los cielos del poder político. El abrazo de Sánchez es fríamente protocolario, apenas posa levemente su mano en la espalda de su hasta hace muy poco denostado contrincante. Lástima que la foto no muestre la cara del principal protagonista. Ilustraría la solidez del preacuerdo por parte de quien se desdice constantemente.

                                         José Antonio Quiroga Quiroga