Con
la renuncia al acta de concejal del fundador, secretario general y verbo
encarnado de C 21 por el mal resultado en Tuy, único ayuntamiento en que este
partido ha obtenido representación en las tres convocatorias que ha presentado
candidatura a la alcaldía, se despide Carlos Padín de la política y se trunca
abruptamente su sueño. Desde el inicio de su creación, para “hacer marca”, pero
en andrajos, C 21 apuntó demasiado alto: concurrió, por la circunscripción
galaica, a las europeas, generales y autonómicas, con el horizonte marcado de, “en veinte años
en la Xunta”. Soñaba la alma mater del partido de la chorima, que la geografía
política autonómica acabaría cubriéndose
de amarillo con la naturalidad y arraigo que el invasivo tojo viste de esa
misma tonalidad el monte gallego gran
parte del año.
Durante la presumiblemente última campaña de C21,
faroleaba sin convicción, el tercero de la lista, tratando de disipar la imagen
de debilidad y desamparo político que acompaña a todo partido local, recurriendo
a la épica clásica:“C 21 es un partido pequeño,
pero Alejandro el Magno conquistó Mesopotamia con un ejército de apenas
40.000 hombres”. A mayores, y en contrapartida, aducían ser un partido
independiente, totalmente autónomo, “sin xefes”, “libre de ataduras” (emulando
al líder de C´s), de órdenes y directrices contrarias a los intereses de la
ciudadanía, sin percatarse de que esa disponibilidad de enfrentarse a las instituciones, de ordinario innecesaria,
lejos de representar ventaja alguna constituye un serio inconveniente. El
vertiginoso salto cualitativo en la gestión municipal, que anunciaba el
mitinero referido, y que se produciría
si gobernase C 21, necesitó, para poder ser imaginado, referirlo una
secuencia de película de ciencia
ficción, la del salto instantáneo,(¡fun!), al hiperespacio, que habíamos visto
en la guerra de las galaxias. Obviamente, con un discurso tan falto de "sentidiño" (el que indecorosamente se reclamaba a los votantes), tan
fantasioso como distante de la esfera terrestre de comprensión y de las
necesidades reales de la audiencia, no cabía esperar que se consiguiesen significativas adhesiones.
La prisa del líder de C 21 en alcanzar los
objetivos fundacionales, junto a cierto grado de inmadurez y propensión
narcisista, que parecen no abandonarlo, propiciaron que se aventurase a acaudillar
la moción de censura sin haber medido bien la magnitud del riesgo y la del
incierto beneficio, ejerciendo temerariamente de cabeza de turco de un PP que,
descabezado y sin relevos en su lista, optó por posicionarse en retaguardia. El
haber accedido a la alcaldía precedido de fama de persona de brotes
estrambóticos como proclamar la independencia de Tuy para convertirlo en un
paraíso fiscal a semejanza de Liechtenstein; convertir en oro el remanente de
tesorería; e instalar un reloj en la Casa Consistorial que mida el tiempo
durante el que el Ayuntamiento está libre de deuda, no eran antecedentes de
confianza. Enseguida evidenció una
faceta fachendosa, exhibicionista, solo conocida por los más cercanos, al
comprar una bicicleta para moverse por
Tuy, que acaparó miradas y comentarios nada complacientes, pero que parecían
satisfacer por igual su deseo de notoriedad y la necesidad de hacerse conocido.
Debió pensar que con año y medio de mandato por
delante, aunque muy justo, demostrando
capacidad de trabajo y gestión, además de simpatía, tendría tiempo para hacerse
popular y revertir el efecto negativo que la moción de censura había causado en
la ciudadanía, fastidiosamente visible en los rostros de la gente con la que se
cruzaba en la calle durante los primeros meses en el cargo. Francamente, puso
mucho empeño y esfuerzo. Pero cometió errores importantes, algunos achacables a
su característico egocentrismo, que han impedido que fructificase la ardua y
bien encaminada labor desarrollada. El mayor, dejando a un lado la moción de
censura, el empecinarse en gobernar en minoría cuando pudo disponer de mayoría
absoluta. Un capricho caro sin sostén
firme, ya que su “principio ético” de no aceptar como coaligados a personas que
hubiesen formado parte de gobiernos del exalcalde Rocha, quedó en entredicho al
aceptar a uno de ellos como primer teniente de alcalde.
Solo
quien se tiene en demasiada estima se puede creer capaz de enfrentarse a una oposición enrabietada en
extremo y decididamente resuelta a bloquear, sin pudor alguno, cualquier
iniciativa por más interesante y beneficiosa que resultase para el
municipio, confiada en que la ciudadanía no se lo reprocharía porque entiende,
aunque mal, que el cometido de toda oposición es oponerse.
Derrotado
física y anímicamente por el contundente fracaso tras haber apostado muy
fuerte, la renuncia al acta de concejal solo cabe entenderla como el
certificado anticipado de defunción política de su líder y de C 21, que, por no
dejar el escaño vacío, y así facilitarle las cosas a su verdugo, mantendrá
encendida, a través de un dócil y resignado tercero, una mortecina y vacilante
vela en la Corporación hasta el final definitivo.
Siendo cierto lo que comentas, creo que Padín sufrió una campaña de acoso, difamación y ridiculización de lo más indecente.
ResponderEliminarAhora lo mejor que puede hacer C21 es desaparecer. Es un partido que no aporta nada más que confusión a la vida política en Tui.
Estoy de acuerdo en que ha sufrido un acoso obsceno e inmerecido. El sentido de democracia todavía no ha sido asimilado por la mayoría.Los partidos pequeños, por lo general, están condenados a desaparecer. La "asesora", que parece que fue contratada para parar los golpes personales en las redes sociales, pues no tiene capacidad ni experiencia para asesorar políticamente, fue otro error del líder de C21, que peca de cierto sentimiento de clase en cuanto que, para darse categoría, le gusta rodearse de servidores.
EliminarCoincido en la mala imagen que ha dado su asesora, aunque me cuesta más calibrar cuál pudo ser su impacto en votos. Sí creo que acrecentó la antipatía hacia Padín y afianzó más a sus detractores sin ganar a cambio otros tantos
EliminarSiendo todo cierto, se le debe agradecer a su "asesora" todo el mal trabajo realizado. Y viendo los demas cadaveres politicos que llevaba en la lista, era de esperar que no saliera nada bueno de ahi.
ResponderEliminarLos resultados de las elecciones no sólo dejan el cadáver político del Sr.Padín, si no también el del propio PP incapaz de detener esa sangría de pérdida de votos y, cómo Rocha en el año 2015, los votantes del partido siguen esperando algún tipo de explicación de éste descalabro cómo es la pérdida de 6 o 7 concejales en 8 años. Ni el "padrino" y Diputado autonómico, ni su cuñado y candidato, han salido al ruedo para dar la cara. Sin duda, la moción fue un error de terribles consecuencias para el centro derecha. La decisión del Sr.Padín de alguna forma le honra al "dar la cara" ante sus nefastos resultados. Al menos él si otorga su "mea culpa".
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