sábado, 13 de septiembre de 2014

La Herencia y los Herederos



¡Tudenses, veinticinco años de ignominia municipal nos contemplan! Veinticinco años de villanía, de deshonra, degradación y decadencia, propiciados por el pastoreo de caciques de barrio, de los enlutados con alzacuellos y el manto protector de un partido de arrogante supremacía. Tanta, que la legión de incondicionales  pregonaba sin pudor que “en Tuy la alcaldía está garantizada  aunque el candidato  sea un pobre infradotado”. Frase que hoy retumba en el fondo de la memoria colectiva como un remordimiento de conciencia. Esta insultante jactancia respondía al antidemocrático criterio de la incomparable rentabilidad de contar con un gobierno amigo en la Xunta frente a la irrelevante incidencia de la cualidad del candidato. Por desgracia, de difícil reparación, ha quedado sobradamente demostrado que las siglas partidarias no gobiernan, ni han significado ningún privilegio para Tuy. Ni siquiera el haber contado durante doce años con un conselleiro de la localidad.

Hoy, el pozo negro de la Casa Consistorial ha rebosado otra vez, y la Marca Tuy vuelve a estar por los suelos. El grupo de gobierno está roto en dos bandos, y un campo sembrado de traiciones y denuncias internas los separa; el alcalde actual y el anterior están imputados por irregularidades urbanísticas; dos concejales del gobierno imputados por falsedad mercantil; otro concejal del mismo grupo ha falsificado la firma de la secretaria del ayuntamiento para conseguir licencia de obra para un familiar del grupo; El departamento de urbanismo prácticamente bloqueado porque los técnicos (dos de ellos) están enfrentados técnicamente a muerte ; y una funcionaria de carrera ha denunciado ante la justicia a la secretaria del ayuntamiento. Y el alcalde, desarbolado de autoridad alguna, se dedica a consolar a los vecinos con su hilillo de voz.

La actual esperpéntica tragicomedia municipal es la traca ¿final? de una pérfida y desventurada gestación que  arranca de veinticinco años atrás con las maniobras del líder de Unión Tudense, hoy caído en desgracia por su impropio peso específico,  que supusieron  el primer acto de deserción/transfuguismo de la democracia en Tuy. Unión Tudense, el partido gobernante,  perdió en esa ruin acción la mitad de sus miembros. Escisión mortal que significó su entierro para siempre. Y el sillón de la alcaldía  para el desertor que había sido seducido con la promesa  de encabezar la candidatura por el partido que en aquellos momentos perfilaba su posterior hegemonía. Sin embargo, a mitad de su segundo mandato, y a pesar de su holgada mayoría,  sufre una estrambótica moción de censura interna, maquinada por el ilustre jurista (Manuel Fraga dixit), al que pretendían dedicarle una calle, el mismo que le había persuadido a abandonar Unión Tudense, en favor del segundo de abordo, que tiempo atrás había sido alcalde pedáneo de la parroquia de Guillarei. Moción que acabó en triunfo gracias al inestimable apoyo de dos impagables “apagafuegos” de la oposición (según propia confesión), que acabó sentando en la poltrona municipal, durante el tiempo record de casi catorce años, al albañil que colocó los ladrillos de la descomposición moral en la que está  sumido hoy el ayuntamiento.

Al otrora albañil/constructor en suspensión de pagos y luego promotor inmobiliario de envergadura, deteriorado por un rosario de escándalos urbanísticos y sonoros procesos judiciales, altamente gravosos para las arcas municipales, que atravesaron toda Galicia y llegaron hasta el Tribunal Superior, le sucede, por fuero de sangre azul, su yerno. Una suerte de monaguillo curtido en el repicar de campanillas, reconvertido en hombre anuncio, por sus  cualidades fotogénicas, de toda actividad municipal que se preste.






Adivinen, por la sonrisa bobalicona de placer, qué delicado asunto tiene entre manos el alcalde






Su mejor cualidad: la labor de confortación social, aunque precise del desplazamiento puntual de la prensa al lugar



Obsérvese esa mano protectora vocacional, posada en el hombro de una antigua alumna de la vieja escuela de Randuje,  necesitada de consuelo, al parecer del alcalde. ¡Pobre!



Este “alcalderilla” seismileurista,  sin perfil definido ni autoridad, que no ha cumplido ninguno de los puntos sustanciales de su programa electoral, superado en todos los campos de gobierno: administrativo y ejecutivo, acosado por las numerosas necesidades que se han ido acumulando: ausencia de  las infraestructuras y de los servicios más esenciales, firmes levantados por doquier y la ciudad cayéndose a pedazos, se encuentra en situación agónica. El Ayuntamiento hace agua por todas partes, sí, sí, yes, yes, Ches, Ches. ¡Chasco de alcalde!. Pero nada ya parece importarle. Sabe que el partido no lo va a proponer como candidato. Sin embargo, ¡Bingo! un Consorcio de Aguas Sucias de la comarca le tiene reservado un empleo de chupatintas.  Quizá, por la anunciada vacante en la corona, o quién sabe por qué razones,  el exalcalde,  suegro del actual, amenaza con volver si la justicia no lo impide.
Sin duda, esta ciudad está encantada. Encantada por su historia. Encantada de conocerse. Encantada de mirarse al ombligo. Encantada con el estado de cosas. Encantada con su conservadurismo paralizante. Encantada  con sus políticos. Sumida en un sueño de grandeza y letargo de siglos.  
Urge el beso de verdadero amor de un príncipe o princesa que la despierte y rescate de su lastimosa postración.



                              José Antonio Quiroga Quiroga
 




                                      


                                          


7 comentarios:

  1. Buena descripción de la fauna que gobierna esta ciudad.

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  2. Te sobran adjetivos para tan poco meollo. Pero la denuncia queda ahí. No es denuncia, es un relato de los hechos. Unha aperta Quiroga!

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  3. La descripción no puede ser más exacta. Muy bien. Un saludo.

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  4. Muy buena la descripcion del HOBBIT alcalde de Tui, aunque llamarle alcalde es mucho llamarle.

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  5. Si , desde logo que Tui necesita o bico do verdadeiro amor.

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