domingo, 24 de agosto de 2014

¡¡¡BIENVENIDO a Tuy!!!







         Regreso a Tuy con la mirada limpia tras visitar los primorosos cascos históricos de Puebla de Sanabria, Ponte de Lima y el refrescante conjunto urbano de Vilanova de Cerveira. Vuelvo de otro mundo, en términos de aseo urbanístico, cautivado de “vilas” portuguesas, y embargado de pulcritud con la sensibilidad afinada como recién salido  de un cursillo de estética. Emboco el viejo puente internacional, avanzo por la Avenida de Portugal y, al comienzo de la calle Martínez Padín, punto desde el que se divisa la fachada perimetral del recinto histórico, coronada por el lateral fortificado de la catedral, el impacto no puede ser más catastrófico. Traumático para un tudense. Un inaudito catálogo de horrores en cadena, de fechorías urbanísticas, se despliega ante la vista del viajero en el recorrido de penetración a esta antigua capital del reino de Galicia. Tal recibimiento de andrajos  ahuyenta al más optimista de los visitantes.

Al final de esta calle de entrada se ofrecen tres direcciones posibles: calles, Colón, Orense y Augusto Glez. Besada, todas ellas desalentadoras por la imagen de decadencia, anarquía volumétrica y ostensible descuido. El tránsito por las principales calles de travesía de la ciudad no invita a detenerse sino a alejarse y no mirar atrás. La penosa impresión que causa relega al olvido todo posible  recuerdo  en la memoria del forastero que la cruza. Y el que se detiene a curiosear o viene ex profeso, pronto se desanima y da por concluido el callejeo. Vergonzantemente lastimoso es el estado de la travesía de Santo Domingo, o callejón del Seminario, que une el principal Paseo de la Corredera con la iglesia románica, monumento nacional, que da nombre al vial. Este pasaje, flanqueado por exuberante maleza, firme irregular de abrasivo asfalto, y pobremente iluminado, desmerece ante un mal camino rural. La única entrada a Tuy atractiva, singularmente bella, es por el río, pero la ciudad no dispone ya, como en tiempos pretéritos, de puerto comercial.

Sin embargo, a la percepción general de la ciudadanía estas cosas pasan desapercibidas. A un amigo personal, como a tantas otras personas, le inflaman la vena chauvinista las bulliciosas  multitudes congregadas con ocasión de eventos lúdico-deportivos o acontecimientos festivos como, por ejemplo, la actuación de la orquesta Panorama o el Festimiño. Tanto, que en estas ocasiones no puede reprimir  proclamar con orgullo en Facebook, ¡me gusta mi ciudad! Recordando un popular eslogan asturiano, podríamos decir: Tuy qué guapo Ches (yes), (sí, sí, mister yes, munster chef). Bonito o feo, Eurociudad o no, todos queremos, amamos el pueblo, villa o ciudad  a la que pertenecemos. Pero no es tanto el amor ni tan sentido si no se tienen ojos para ver, o, teniéndolos, no duele el mal que se le está haciendo a tu ciudad. Bien está que se defienda y ensalce, pero no hasta el extremo de caer en perniciosos fanatismos narcisistas que impiden percatarse del rumbo de irremediable desastre que está tomando Tuy, que está acabando con su esencia y belleza.

Si a la carencia de infraestructuras, entre las urgentes la de aparcamiento, se suma la decrépita anrquía y la fealdad, poco o nada podemos esperar en cuanto a desarrollo y bienestar. Y ante este estado de cosas y la sombría perspectiva turística y comercial, la asociación de comerciantes (ACITUI), enajenadamente satisfecha y feliz con el dudoso pero indiscutiblemente improductivo éxito del baile-fitness zumba, zumba, patazumba.

            De la perniciosa e inaceptable  política urbanística municipal hablan con elocuencia las reveladoras imágenes de la parte contemporánea de la ciudad que acompañan este desgarrado escrito de denuncia. Dejo de lado, por conocido, el abandonado casco histórico. Sorprende que, ante tan calamitosa escena urbana, Tuy carezca de ordenanza municipal adecentamiento y ornato público de edificios que vele por el decoro de la ciudad.


Irrepetible postal de la fachada Oeste de Tuy
 antes del atentado "Beira Miño"





Ruinas de casa, y del Teatro Principal (al fondo)






Publicidad al pie del casco histórico y en el Camino de Santiago








Bloques de viviendas "Beira Miño" y casa antigua en medio


Ruina potencialmente peligrosa




Muestrario de revestimientos de fachadas medianeras

Medianera mosaico(ladrillo y roca) de galpones 


Galpones de ladrillo sin revocar en el recinto histórico


Muros de hormigón tras el derribo del Baluarte del Olmo


Medianera sin revocar. ¿Será por dinero?


Obra de un exalcalde promotor inmobiliario













Contraste antiestético


Vial que flanquea el edificio del Área Panorámica


Vial de suburbio en el centro de la ciudad


Sin comentario












La mala cara del Centro de Salud











Medianera sin revocar




Medianera por desequilibrio de alturas




Hermosa fachada en estado lamentable


Trasera a la C/ Rosa Bahamonde de la fachada anterior y edificio contiguo










Huecos tapiados en el Paseo de la Corredera


Medianera parcheada con tela asfáltica de aluminio y betún















Medianeras con asfalto (baja) y tela asfáltica de aluminio(alta)

















Bella fachada en estado de total abandono



Ramo de zarzas de bienvenida a la iglesia de Sto. Domingo





Travesía de Santo Domingo flanqueada de exuberantes zarzas colgantes




Al fondo de la verde vereda, la iglesia de Sto. Domingo

Está sobradamente demostrado que el votar gobiernos declaradamente incompetentes, compuestos en buena parte de iletrados, no importa el partido que representen, equivale a traicionar a Tuy, a defraudarse a uno mismo.

A la vista de la hiriente decrepitud y de la general obstinación partidaria políticamente, cabe preguntarse, ¿cómo hemos caído tan bajo? y, ¿a quién tenemos que encomendarnos, además de a San Telmo?

                       José Antonio Quiroga Quiroga




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