sábado, 13 de abril de 2013

Partida entre pringados


A la vista del burdo y obsceno juego de réplica y contrarréplica que se traen los dos partidos que alternan o se turnan en el gobierno, diríase que no representan a nadie más que a ellos  mismos. Basta con ver como el partido en el poder, ante  acusaciones sobre prácticas supuestamente irregulares, o simplemente desafortunadas, planteadas por el principal partido de la oposición, responde sistemáticamente devolviéndoselas al interpelante, sin mediar explicación o justificación alguna, con el antidemocrático ánimo de acallarle alegando falta de autoridad moral para exigir responsabilidades por haber cometido con anterioridad los mismos pecados. Y como éste, acomplejado, flaquea y opta por no contraatacar para no remover más las cosas, quedando así la ciudadanía huérfana de toda aclaración salvo la certeza de asistir a un espectáculo bochornoso en el que el nivel de legitimación de la actuación gubernamental se establece, a la baja, por comparación con el peor de los registros del partido rival.

Las explicaciones, cuando se rinden, no se deben dirigir, en exclusiva, a la  persona o partido que las pide en cuanto organización política, sino, en primera instancia, a quienes representa y, por extensión, a quienes se las debe:  a los votantes del propio partido  y a toda la nación que está bajo su gobierno. Cabría esperar, por tanto, que el parlamentario noqueado por el propio bumerán, desembarazándose del lastre del pasado, reaccionase diciendo que sus culpas y las del partido ya fueron expiadas al haber sido desalojados del poder, y exigiese las pertinentes en nombre de la ciudadanía. Pero a tal ejercicio de honestidad y franqueza  parece que ningún partido está dispuesto a someterse temeroso de quedarse con el sambenito.

A nadie puede extrañarle, pues, el desplome en intención de voto que sufren actualmente  los dos grandes partidos que han gobernado España en los últimos treinta años. Quienes tomando como referentes patrones de conducta, errónea o ilícita,  seguidos por sus  predecesores, y los repiten, les aguardan dos destinos: el pelotón de los torpes en la bancada de la oposición, o la cárcel.

 

 
                                                   José Antonio Quiroga Quiroga

2 comentarios:

  1. Muy bueno este articulo. Para mi gusto sobran algunas palabrejas un tanto "rebuscadas", enhorabuena....

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  2. Gracias por el elogio. Tienes razón acerca de las palabrejas un tanto rebuscadas. Es uno de los constantes defectos que tendré que ir corrigiendo.

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