domingo, 28 de julio de 2024

Hace calor en la plaza de abastos de Tuy

           Después de ejecutadas las obras de rehabilitación integral de la plaza de abastos de Tuy, por valor de 1.400.000 euros, y una vez reiniciada la actividad comercial en el mes de julio, se comprueba que en su interior hace mucho calor, circunstancia que afecta negativamente a la conservación de los productos y al confort de usuarios y placeros.

                            Plaza de abastos tras la reforma integral

          El bochorno reinante se debe, en parte,  a la insuficiencia de aislamiento térmico de la cubierta, al calor producido por la maquinaria y las personas, que los equipos de refrigeración instalados no alcanzan para combatir el efecto horno propio todo espacio cerrado en verano,  y,  fundamentalmente, a la ausencia de ventilación natural. Aumentar el caudal de aire frío instalando más unidades climatizadoras no es solución económica aconsejable por insostenible, sobre todo cuando el problema fundamental reside en algo tan básico como la ausencia de ventilación natural, error muy común en la climatización de grandes espacios cerrados cuando todo se fía a la costosa tecnología y no a un principio de la física llamado “efecto Venturi”, aplicable a estos casos por su sencillez, eficacia y economía. Se trata, pues, de rebajar la temperatura interior renovando el aire del interior del mercado por la succión que las corrientes externas del aire de altura producen. Un ejemplo doméstico, para mejor comprensión, de dicho efecto, es el que se produce en un vaporizador de perfume al accionarlo: la corriente de aire producida en la parte superior, más estrecha, hace que el líquido del recipiente  ascienda y salga al exterior por el tubo que en él se sumerge.

          Prueba de ello es que en la plaza de abastos anterior a la reforma integral, pese a la menor exigencia constructiva en algunos aspectos, como el aislamiento térmico, nunca hubo sensación de calor porque disponía de ventilación natural a través de aberturas en la cubierta. Se equivocan quienes argumenten que el aire caliente del exterior entraría por las aberturas de ventilación y el calor en el interior sería más intenso que si se mantiene cerrado el espacio.  Es sabido que el aire caliente, por su menor densidad, el tiende a subir y ocupar  capas atmosféricas más altas, sobre todo si es empujado por la corriente de tiro que se establece al abrirse las puertas automáticas. La renovación del aire mediante ventilación natural también contribuye a la disminución de la sensación de  bochorno porque rebaja la concentración de la humedad ambiental acumulada.

           Cierto que en invierno la dinámica térmica en el interior de la plaza de abastos se produciría en sentido inverso: el aire frío, más pesado, entraría por las aberturas de la ventilación natural, y desalojaría el más caliente del interior. Sin embargo, este proceso se evitaría fácilmente cerrando las aberturas mecánicamente.

          Imagino que el equipo de gobierno tratará de subsanar este inconveniente, en absoluto menor,  imputable a error del proyectista. La intervención que procede no es, pues, por el elevado coste y consiguiente trastorno del servicio, dotar de mayor aislamiento térmico a la cubierta, ni tampoco aumentar la potencia frigorífica de los equipos de climatización, sino algo tan básico y más económico como proporcionar de ventilación natural a la plaza de abastos.

 

                         José Antonio Quiroga Quiroga.

 

 

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