sábado, 1 de abril de 2017

El Paseo de la Corredera


 

Aprovecho la oportunidad, ahora que el Paseo de la Corredera ha recuperado su verdadero carácter, imagen y diafanidad, al haberse retirado  las banderas que lo jalonaban  como si se tratase, falsamente, de un puerto deportivo o de un recinto ferial, y no como corresponde a un espacio perteneciente al recinto histórico de la ciudad, cuya estética está regulada por determinadas reglas, para tratar de corregir la errónea “versión” al gallego dada al mismo  como Paseo da Corredoira.  Denominación improcedente, por partida doble: primero, por  aplicación errónea de la palabra Corredoira: “camiño de carro, estreito e profundo que discorre entre valos ou outras elevacións do terreo”), pues Corredera es nombre con el que se designa,  en varias localidades de España, a calles y plazas, que estaban próximas  a las ferias de ganado, en las que se probaban los caballos haciéndoles correr para ver si tenían algún defecto; y, segundo, porque, de manera redundante y absurda, significa, literalmente, Paseo del Camino. Entiendo, en ausencia de criterio más autorizado, que la traducción que más se acerca a la verdadera acepción, dado que en gallego no existe una palabra que designe tal actividad, sería, Paseo das Carreiras, o Paseo da Corredera, como indican algunos traductores. Es de lamentar que nomenclaturas impropias propicien la pérdida de las referencias y esencias etimológicas de determinados lugares, que han sido escenario del desarrollo de las culturas locales, en  este caso, del tan relevante, social y urbanísticamente, Paseo de Tuy. Si de verdad defendemos la lengua gallega, no permitamos que se nos pueda decir que en la ciudad que fue  antiguo reino de Galicia no sabemos emplearla con propiedad.
Imagen recobrada de la Corredera tras la retirada de las banderas
Ya puesto a hablar de la Corredera, quiero detenerme en el conjunto escultórico ecuestre de la Glorieta de Vigo. Mal ubicado, y colocado con calzador, por una debilidad propagandista del artista (pretendía que fuese vista por el máximo de transeúntes, al tiempo que potenciales clientes). Y pobremente complementado con un estanque de jardín casero que rodea  una base formada por “encachotado” ordinario de piedra.

Digo que está mal ubicado porque toda escultura, por su singularidad e importancia, debe presidir el espacio tributario sobre el que se asienta, sin que se lo dispute ningún otro objeto. En este caso es patente es conflicto de competencia existente entre la pérgola y la escultura, dada la apretada vecindad; además de la reducción de espacio libre de la glorieta que ha causado la implantación de la escultura. Si ya la base de “encachotado” es un menudillo de piezas sin dignidad alguna, un problema de filtración de aguas del estanque, que ha causado daños a un semisótano comercial próximo, y que el Ayuntamiento hubo de costear las reparaciones, el burdo encintado con cemento especial para impermeabilización de las juntas de la piña de mampuestos, añade más vulgaridad al conjunto.
           Lo procedente sería retirar el conjunto y colocarlo en otro lugar, a elegir, pero como es operación cara, y hay otras necesidades más apremiantes, considero que se debería eliminar el ridículo estanque oval, recortar la base alargada de “cachotes”, para liberar espacio, y sustituir un buen número de ellos por unas pocas rocas de considerable dimensión ( por razones estéticas y de robustez expresiva,  debería ser una sola la que sirviera de base la que debió colocarse), como si estuviese apoyada en un subsuelo rocoso. Con ello ganarían en dignidad el propio conjunto escultórico, la pérgola y el espacio disfrutable de glorieta.







Encintado burdo que añade vulgaridad al conjunto

Detalle de la grosería de encintado de impermeabilización


     Las intervenciones en los cascos históricos, máxime en piezas artísticas, no deben llevarse a la ligera y sin el asesoramiento de expertos, a riesgo cierto de incurrir en errores que  menoscaban, la ya maltrecha de  belleza urbana y paisajística que posee Tuy




                                               José Antonio Quiroga Quiroga

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