La ruleta de
la moción de censura sigue girando y la bolita de la fortuna (por qué habré
dicho fortuna) salta de una casilla a otra sin que se sepa si ganará la banca o
la hará saltar algún reputado reventador.
En los
mentideros tudenses se hacen cábalas
sobre la suerte de un nuevo lance del
juego que se traen entre manos los tahúres de la política que apuestan por la concejala de cultura como alcaldesa de
mudanza. De lo muy poco que se sabe de
esta munícipe, sin experiencia ni
créditos que la avalen para tamaña
responsabilidad, destaca la reiterada muestra de ingenuidad, falta de pudor y
nulo sentido democrático ofrecida en la radio municipal al ser preguntada sobre
el desarrollo de la celebración del carnaval, y, en concreto, sobre el porqué este año no hubo coplas en el
Entierro del Bacalao: “no tiene sentido que paguemos por hacer coplas si nos
van a poner verdes”. Ya el año anterior se pagaron 900 euros (nunca se había pagado a nadie para tal fin) para que unas
contratadas hiciesen crítica de otros ayuntamientos pero no del de Tuy.
Se dice que
la referida concejala de cultura, seducida, a su entender, por el atractivo y halagador envite, pero
desconocedora de su papel de mero instrumento circunstancial, aceptó encabezar
la maniobra; que, en principio, parece que fue bien acogida por la dirección
del PP de Galicia. Ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama,
de ahí que no cabe sorprenderse de que en estos días se haya visto comer juntos al
tiranosauro y al exalcalde Rocha, dos irreconciliables que negocian cómo obtener
lo que luego se disputarán sin contemplaciones.
Y el señor
Cabaleiro, pillado entre varios fuegos, en los que se metió conscientemente
para tocar poder, temeroso de perder el
asiento, al que se agarra como una lapa, se limita a imitar a Rajoy haciendo el
don Tancredo, quedándose quieto y callado. Mientras tanto, Tuy sigue padeciendo las miserias de gestores que
solo pelean por lo suyo.
José Antonio
Quiroga Quiroga
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