martes, 24 de enero de 2017

Populismo atrofiante


 

Desde el momento de la democracia en que nos hemos creído ricos, digamos que  veinticinco años atrás, empezó a desarrollarse en el ámbito político,  mayormente en el municipal, y sin distinción de ideologías,  un populismo galopante consistente en cultivar lo accesorio en detrimento de lo fundamental; en ensanchar el campo de acción mediante la apropiación y control, como patrocinadores, de asuntos menores tales como festejos y eventos de todo tipo, y  en extender  las redes clientelares mediante el perverso y dilapidador procedimiento de la subvención a toda  asociación, cultural, micológica o de hip hop; club deportivo o de ajedrez, con la doble finalidad  de contentar a la gente (el pueblo tradicionalmente ha sido  muy agradecido con el entretenimiento), y mantener el voto cautivo para mantener el poder.

Las cuentas gran capitán de hoy día de los ayuntamientos se desgranan así: en pólvora, “lucerío”, y fuegos de artificio, tantos cientos de miles de euros por ejercicio; en ferias, festejos, dádivas y subvenciones, tantos millones, …. y, querido y respetado pueblo, ¡ay!, la casa sin barrer.

Decía Cicerón, en un contexto social en el que la “chusma” era abrumadoramente mayoritaria, que la democracia era “horrible”. Tampoco Winston Churchill tenía mejor opinión de ella: “el mejor argumento en contra de la democracia es tener una conversación de cinco minutos con el votante medio”. Un indicador mundial de la sabiduría popular lo tenemos en la elección de Donald Trump.

En la esfera municipal la dictadura ofrecía la ventaja de que como los alcaldes eran elegidos, con mejor o peor acierto, por los gobernadores de entre las personas con relieve social,  y la reelección de los mismos  no dependía de la buena o mala opinión que de ellos tuviese la ciudadanía, la labor que desarrollaban se centraba, generalmente, en las necesidades reales de los municipios. Actualmente, solo al cabo de muchos años, porque el ahogo y parálisis que acarrean las carencias en infraestructuras e instalaciones es dolorosamente perceptible, nos vamos percatando de lo pernicioso de las políticas populistas practicadas por incompetentes aunque cualificados embaucadores. Estas prácticas populistas (como el ridículo paternalismo ejercido a través de la Web del Concello de invitarnos a pasear los domingos soleados, genialidad, creo, de un tal Ribagorda) que consumen recursos, tiempo y energías, se acentúan con gobiernos multicolores, como el actual cuatripartito de Tuy, en el que cada representante trata de arrimar, y con éxito, el ascua a su sardina,  (en ello le va la reelección), exigiendo mayor partida presupuestaria para sus respectivas delegaciones. El resultado es que a concejalías menores como, p.e. Deportes y Eurociudad, incluso Cultura, si valoramos la que se ofrece, se destinan cantidades que normalmente no les corresponden, y que dejan en bochornosa inferioridad los cuarenta mil euros presupuestados en 2016 para inversiones.

Fiestas genuinamente populares como el carnaval, recurso del pueblo para críticar a los poderes, han sido secuestradas, organizadas y patrocinadas por los ayuntamientos bajo la etiqueta de actos culturales con mayúsculas. Hasta tal punto que las coplas del Entierro del Bacalao del carnaval tudense han sido contratadas a dos actrices, por la cantidad de 900 euros, para que no se hablase del gobierno local. La ambientación navideña de Tuy también la asume el Ayuntamiento, con profusión lumínica, metida en la desmesura, muy superior a la exhibida en la vía de mayor nivel comercial de Madrid como la calle Serrano, o de mayor concentración como Fuencarral, que costea el comercio. Y qué decir de la Cabalgata de Reyes de la Eurociudad, aunque en Portugal, en Valença, no se celebran los Reyes, filmada desde el aire como si se tratase del Tour de Francia o la Vuelta ciclista a España.


Acceso angosto y tortuoso a garajes y piscinas


Muro a atravesar en paso inferior a la C/Hnos. Maristas

Tramo a ensanchar permutando terrenos  municipales y del Liceo Casino



Pese, o a causa, de los abundantes eventos deportivos, trofeos (Cidade de Tuy), “andainas”, y actividades de ocio de la Eurociudad, y del mucho ruido y algarabía callejera de ferias y fiestas,  el comercio local sigue en duermevela. Desengañémonos, Tuy no es, hoy día,  destino turístico con incidencia significativa en la economía local, ni cuenta con atractivo comercial (las grandes superficies cercenaron esa posibilidad).La situación empeorará  si no se estructura la ciudad con obras  que aumenten su atractivo y faciliten la estancia a los que nos visitan, sean turistas,  residentes propios o de ayuntamientos vecinos para realizar gestiones y compras. A este respecto sugiero, entre otras necesarias, una obra, pequeña pero importante, perfectamente asumible en cuanto a coste, que resolvería a entera satisfacción la peatonalización del entorno del Paseo de la Corredera cuando se abra el tramo de la calle Orense pendiente, al tiempo que rebajaría significativamente la intensidad del  flujo rodado de la calle Calzada (barrio de San Bartolomé), cuya estrechez  no permite la circulación en ambos sentidos, y serviría de vía principal de acceso, desde el centro urbano, al futuro aparcamiento en el lugar donde se emplazan las piscinas municipales, así como a la calle Canónigo Valiño. Se trata, pues, de prolongar el tramo recto del vial  bajo que va desde el acceso a las piscinas  hasta el Liceo Casino,   atravesando, a nivel inferior, la Avda. de la Concordia  y con boca de salida en la calle Hermanos Maristas, y ensanchar parte del tramo existente mediante permuta de terrenos.

Ahora bien, si a los tudenses no les preocupa el raquitismo crónico que padece  la ciudad y el municipio, y lo que de verdad les va es la marcha, ya saben lo que les aguarda, el apretarse el cinturón y a disfrutar por bulerías.

 

                                     José Antonio Quiroga Quiroga

 

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