miércoles, 11 de mayo de 2016

Por qué dramático, Sr. Alcalde


¿En qué estaría pensando, y qué habrá querido transmitir el alcalde en precario de Tuy, cuando dijo en un pleno que “tendría consecuencias dramáticas para el Concello” que alguien solicitase la ejecución de sentencia de demolición del bloque de viviendas “Beira do Miño? En modo alguno  un tudense que siente y ama su ciudad, y mucho menos en calidad de representante público, diría que sería dramático que se revierta una ilegalidad urbanística que atenta, en lo físico y paisajístico, contra un bien de incalculable valor como lo es el conjunto histórico, estandarte y seña de identidad, y se restablezca la realidad edificatoria anterior. Valor éste incomparablemente muy superior frente al  fluctuante y pasajero del dinero. Si el alcalde se refería al importe económico, siempre recuperable, de las indemnizaciones a los propietarios de las viviendas de dicho edificio, queda claro cuál es su orden de valores y cuáles son sus preocupaciones.
Generalmente, los daños urbanísticos suelen ser irreversibles o, en el mejor de los casos, difícilmente subsanables por su vocación de permanencia en el tiempo. Valga como ejemplo, aunque a efectos de trascendencia no es comparable, el edificio   levantado  en la calle Augusto González Besada en el lugar que ocupaba la antigua plaza de bastos, que por añadir unos cuantos miles de pesetas más a las arcas municipales, cuya insustancial repercusión para el municipio  quedó diluida en el tiempo,  se autorizó levantar en el solar ocho alturas, B+7, frente a las tres alturas, B+2, predominantes en el entorno y en el conjunto urbano. Tampoco sería dramático,  muy al contrario, en cuanto que contribuiría a su puesta en valor; frase ésta tan útil para adornar el discurso político en los actos protocolarios, como hueca y harto manoseada. Poner en valor significa, simple y llanamente, recuperar y rehabilitar. Sin embargo, sí sería probablemente un episodio dramático para  el responsable de tal manifestación, puesto que podría truncar su legítima carrera política.
Me resisto a creer, por lo general, que personas no nacidas en Tuy sientan los valores de esta antigua ciudad con la misma hondura que los tudenses conscientes de la importancia de su historia y patrimonio arquitectónico; aunque nada determina que tenga que ser así, pues conozco, y muy de cerca, a foráneos residentes, que por su implicación social, que no política, superan en inquietud a una buena parte de nativos. Me resisto a creer, pues, que la concejala de Patrimonio, originaria del Calvario de Vigo, aunque residente en Pexegueiro, desconocedora de la historia de Tuy, extraviada en la dimensión de su delegación, y rezagada en los deberes municipales: redacción del Plan Especial de Protección del Casco Histórico, y peatonalización del mismo, pero, al parecer, según manifestación propia, muy diligente en su profesión de médico, le importe  algo el patrimonio histórico de Tuy. Por la misma razón me resisto a creer  que naturales de otros municipios, Salceda, Ribadavia, etc. que ocupan escaño en el Ayuntamiento de Tuy,  les conmueva lo más mínimo el estado y futuro del conjunto histórico de la antigua capital de reino de Galicia.
Cabe preguntar por las razones que movieron al alcalde para recordarnos que cualquiera puede solicitar la incoación del expediente de reposición de la legalidad del edificio Beira do Miño, circunstancia desconocida para muchos y que, en cualquier caso,  estaba aparcada hace tiempo en un rincón de la memoria colectiva. Y si era menester agitar la responsabilidad y compromiso cívicos de los tudenses, que no la aletargada obligación de la Consellería de Cultura y, en concreto, de Patrimonio Histórico, que, como organismo encargado de la tutela y protección de los cascos históricos en ausencia de Planes urbanísticos específicos, es a quien corresponde incoar el expediente. Como también, subsidiariamente, la responsabilidad de la Agencia de Protección de la Legalidad Urbanística.

Bloques de vivienda "Beira do Miño" y construcción antigua en medio

Confieso que la desafortunada manifestación del actual alcalde alcanzó mi fibra sensible. Previamente excitada y caliente de tanto capotazo torero al convenio de cesión de uso del inmueble del Teatro Principal para poder acogerse al 1,5 % Cultural y proceder a su rehabilitación. Tan caliente y hastiada,  tras dieciocho años  en el empeño,  de escuchar una y otra vez las mismas falsas promesas y falaces argumentos de todos los gobiernos municipales, y de este en concreto, que,  a título particular, estoy sopesando seriamente solicitar la ejecución de sentencia de “reposición de la legalidad urbanística” dictada por la Consellería de Cultura y, de paso, rematar la iniciativa altruista emprendida por un matrimonio de la ciudad. Considero necesario para la salud del casco histórico sentar un precedente ejemplarizante ante tanta palabrería, y  proporcionar cierta satisfacción a las dos personas que encabezaron en solitario la mal llamada iniciativa vecinal, orientada a reparar el atentado cometido contra el casco histórico. Iniciativa  que les reportó un quebranto económico de más de trece millones de pesetas  en concepto de costas judiciales. Frustraciones personales al margen, este es el único drama a considerar.
Recelo de este alcalde,  seco de carácter, parco en palabras, lacónico en las respuestas,  de mirada escondida y calculador frío inmerso en temprana e intensa deriva populista. Y de sus verdaderos propósitos. Si algún argumento inconveniente le roza, adopta, como Rajoy, la estrategia del gusano, se enroca en el mutismo y permanece quieto.


                                    José Antonio Quiroga Quiroga

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