lunes, 14 de marzo de 2016

De blanco inocencia va la Novia


 

No es verdad que los caballeros  las prefieren rubias, como reza el título de la película de Howard Hawks, protagonizada por Marilyn Monroe en el rol femenino. Lo cierto es que los hombres las prefieren tontitas. Y vírgenes.

Ante una cándida y en apariencia frágil florecilla cualquier ablandabrevas  se siente macho dominante y león protector. Y dueño y señor de su desvalida pareja. Es sabido que las mujeres inteligentes, todas lo son en mayor o menor medida, pero sobre todo las que poseen formación académica superior, intimidan a los hombres. Con ellas perciben que su autoridad jerárquica como jefe de familia estaría en entredicho.

En estos días de sensibilidad y exaltado fervor feminista que rodearon al día de la mujer, tuvo lugar la ofrenda de margaritas blancas, como símbolo de inocencia, a las víctimas del terrorismo con ocasión del duodécimo aniversario del 11-M. Paralelamente, en los homenajes a las víctimas de la violencia machista blanco también es el color del lazo  que representa la inocencia de las desafortunadas y la esperanza en la lucha contra esta lacra social. 

El mismo símbolo colorista de inocencia que honra y redime a cualquier víctima ajena a las causas que desencadenaron la violencia sobre ellas ejercida, sigue esclavizando sexualmente, no obstante, a la mujer de hoy día. De ahí que, obedientes a la exigencia machista, la mayoría de las novias acuden a los altares eclesiásticos y civiles vestidas de virginal  blanco. Aunque en la gran mayoría de casos no es más que simple tradición sexista, no significa que tal costumbre carezca de trascendencia en cuanto testimonio de la dictadura varonil todavía vigente.  

En manos de las novias está el romper, entre otros, este corsé, y  marcar tendencia en el estilo y principios, e ir igualmente radiante con cualquiera que sea el color de sus vestidos.

 

                               José Antonio Quiroga Quiroga

 

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