martes, 8 de diciembre de 2015

Que experimenten ellos


 

Ante las disputadas elecciones generales, Rajoy recuperó, en versión  política, la famosa, por  dañina, sentencia de Unamuno, “que inventen ellos”.  Recomendó al electorado que se deje de experimentos votando a partidos emergentes encabezados por jóvenes líderes sin experiencia de gobierno. Vino a decir, pues, que los experimentos con gaseosa. Que deben ser  los más productivos y rentables para un país.  

Haciéndose eco del rancio conservadurismo del todavía presidente, un tudense (permítaseme la intranscendente anécdota), de pensamiento viejo y reaccionario, como suele corresponder a educaciones cimentadas en dogmas,  consideró oportuno sumarse a la causa y tratar de apuntalar tal llamamiento  enarbolando el refrán gallego, elevado a artículo de fe: “Leña verde e xente nova todo é fume”. Cabe decir al respecto que, mayoritariamente y en todo tiempo, las revoluciones sociales, el avance de las ciencias, los descubrimientos, así como la creación artística, han sido protagonizados por jóvenes. 

Felipe González y Alfonso Guerra, entre otros miembros del partido socialista que han desarrollado tareas de gobierno, carecían de experiencia cuando accedieron al poder, y es indiscutible su gran contribución a la modernización de España, desplegada, mayormente, en los primeros años de  mandato  en los que la aludida inexperiencia era más patente. En ocasiones, y en determinadas actividades, la experiencia no es un valor indiscutible, sino un pesado cúmulo de obsolescencias sostenidas por la tradición y la costumbre,  que obstaculizan seriamente los cambios y la innovación.

Lo exigible a un candidato a presidir el gobierno de una nación es, esencialmente, inteligencia, sensatez y sentido de la justicia. Los conocimientos propios de la gobernanza los aportan, entre otros, el equipo de asesores, secretarios de Estado, y técnicos superiores de la Administración, como ha sucedido históricamente.

Pero el meollo del asunto radica, fundamentalmente, máxime hoy día en que la corrupción política  tiene  a la ciudadanía conmocionada y sumida en la miseria,  en la solidez de principios éticos del candidato que garanticen su independencia frente a la presión de los poderes económicos.

 

                                 José Antonio Quiroga Quiroga

 

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