miércoles, 6 de agosto de 2014

Aquí, "a nosa beira" Vilanova de Cerveira




Apenas  uno pone los pies fuera del municipio de Tuy te sorprende el desarrollo urbanístico de buena parte de los pequeños ayuntamientos del entorno que hace poco no eran casi nada y no tenían prácticamente equipamiento urbano alguno. Te percatas entonces de la parálisis y del atraso en que  se encuentra sumido el lugar en el que has nacido y amas, y te preguntas, ¿qué pasa?, ¿bajo qué maleficio  vive esta antigua capital del reino de Galicia, hoy reducida a cabecera de comarca, situada en un enclave de privilegio y con superiores condiciones de partida, para sufrir esta penosa petrificación?   Y compruebas que  lo poco que ha cambiado ha sido siempre para peor: a partir de la alineación edificatoria del Paseo de la Corredera hacia el Oeste apenas hay algo que se salve de la vulgaridad, del desorden, de la fealdad reinante. Solo la parte antigua y más vieja de la ciudad le rescata de ser un poblacho más sin personalidad, hacia el que camina imperturbable, aunque, con relativa fortuna, a paso lento. De inmediato surge la inevitable comparación y te invaden sentimientos de amor propio herido, de decepción, de tiempo perdido,  y de desesperanza, pues sabes que, invariablemente, elección tras elección, una mayoría inconmovible, que parece quererle más a un determinado partido que a su municipio, que a su ciudad,  entrona, con  fanática obstinación, gobiernos  cada vez peores, mayormente de iletrados, fiándolo todo a las siglas partidarias con fe propia de mártires. Del conformismo urbanita podría decirse que nada parece importar con tal de que la catedral y el Paseo de la Corredera permanezcan en su sitio.
Las importantes  carencias en infraestructuras y servicios, tras muchos años de política menuda basada en el parcheo, el cultivo del favor personal y el control  de toda asociación vecinal, acorde con la capacidad y categoría de los regidores,  pero muy rentable electoralmente,  han hipotecado el futuro de Tuy hasta el punto  que la situación a día de hoy es de ahogo y sin salida a medio plazo. La incapacidad inversora de los gobiernos habidos, por falta de ideas y proyectos, se disfraza  de buena gestión alardeando de  superávit de tesorería de dos millones de euros: dinero fácil proveniente de los impuestos por licencias de obra durante el boom inmobiliario. Los ayuntamientos no son  entidades de ahorro sino de inversión. La ciudadanía  paga impuestos  para que  la Administración les proporcione servicios, no para que sean depositados en un banco para beneficio de la entidad.
Hoy más que nunca, toda la labor municipal se vuelca en la actividad de escaparate, en mantenernos ilusionados con el pomposo señuelo de la Eurociudad. De momento, y nada invita a pensar que en el futuro dé más de sí,  la Eurociudad Tuy-Valença  no va más allá de algún evento cultural y mucha prueba deportiva; eso sí, ya sea de trial o campo a través, siempre con salida o final en el salón-pasarela de todos los tudenses: el Paseo de la Corredera. Así de pequeño es Tuy. Nada importan el perjuicio comercial y las molestias que causan las calles cortadas y la prohibición de aparcar en ellas con antelación y durante la celebración deportiva.

En Portugal, a unos quince kilómetros de Tuy, se encuentra Vilanova de Cerveira: “a vila das artes”, municipio con población total de 8.800 habitantes. Un espejo en el que mirarse. Cautivan al instante la ordenación urbanística, que articula con armoniosa frescura modernidad y antigüedad  arquitectónicas, la apertura de espacios ajardinados, la limpieza y, dada la reducida dimensión urbana, el equipamiento cultural y de ocio: Fórum Cultural, que incluye un museo, Escuela Superior de Arquitectura, Auditorio al aire libre, Centro de teatro y cine, piscina cubierta, amplia área de aparcamiento en superficie, eco pista y un espléndido y bien equipado parque, de cuyas características y atractivo hablan con elocuencia las imágenes siguientes:





























Pista de skate

                                    



  Pabellón de velocípedos para usuarios del parque






         También es admirable el elevado grado de implicación ciudadana, en todo tiempo, en  el decoro e imagen de la villa. Valga como ejemplo de ilusión y creatividad la inmensa labor de ganchillo, realizado por  “velhinhas da vila”, destinado a ornamentar todo objeto que forma parte de la escena pública para ambientación de las “Festas Concelhías. El trabajo de campo, de revestimiento de árboles, señales de tráfico, balcones, fachadas de edificios, etc., corrió a cargo de las mujeres jóvenes, al que se sumó  la particular aportación decorativa de establecimientos comerciales.




















Fachada del Ayuntamiento decorada con cenefa de ganchillo







































Señora con paraguas recubierto de ganchillo

























Llama la atención estilo de fiesta Cerveirense por la gratificante placidez de la misma, no exenta de la animación que aportan la gente congregada en una amplia plaza atraída por las actuaciones músico-folclóricas, gracias a la ausencia de megafonía. De esa megafonía machacona de tómbola ratonera, de la que no hay manera de escapar, tan típica de la fiesta de San Telmo de Tuy, trufada de perturbadora publicidad comercial que la convierte más en una ruidosa feria que realmente en una celebración. 

Otro interesante capítulo de los reclamos de la villa es el de los precios de la hostelería. He aquí una consumición servida en terraza en día de fiesta: dos cafés cortados (2 pingos), 1,40 euros; un agua tónica, 1,30; y un cerveirense (pastelito de hojaldre relleno de crema), 0,80. Total, 3,50 euros.





                         


El legado histórico cubre de dignidad la espalda  de los tudenses. Pero la desnudez del presente ha hecho que los espíritus románticos busquen refugio en el pasado con la mirada vuelta hacia atrás.



                        José Antonio Quiroga Quiroga












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