Dejando a un lado la incorrección gramatical del empleo del infinitivo introductorio, también llamado infinitivo independiente o viudo por su carácter impersonal y, verbalmente, intemporal, valgan como ejemplo inicios de expresiones, muy arraigados en los oradores, mayormente políticos, como: Agradecer a…; Felicitar a…; Decir que…; Manifestar que …; Señalar que … Trasladar a… etcétera, considero interesante reparar en que en este tipo de estructuras verbales es patente la falta de asunción e involucramiento personal, como evidente el posicionamiento neutral si no frío, carente de empatía, del orador, pues, ¿Quién tiene o quienes tienen que agradecer o felicitar; quién dice o quienes dicen o manifiestan tal cosa, los que escuchan, que no disponen de voz, o el que habla en calidad de representante?
Todo político gusta de mostrarse en público partícipe y a la vez transmisor de los sentimientos de la población que gobierna, dicho más prosaicamente, del electorado. Sin embargo, y sobre todo en los actos protocolarios, suelen incurrir en estos deslices o lapsus que pueden poner en cuestión la autenticidad sentimental de lo expresado.
Huelga indicar que lo correcto, además de conveniente, aunque no está demás reflejarlo, es decir: Agradezco, quiero agradecer a…; Felicito, quiero felicitar a…; Digo que…
P.D.: Dedicado, humildemente, a los representantes públicos en general, y, en particular, a la Corporación tudense.
José Antonio Quiroga Quiroga
Pues lo de "problemática" en vez de "problema"... La gente que habla de forma rara y usando giros absurdos no es de fiar.
ResponderEliminar¡Es Usted un ejemplo de perfección absoluta, gracias D. José Antonio!
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