domingo, 31 de mayo de 2020

Turiferarios en la oposición


Hay episodios plenarios que revelan vasallaje de gran parte de la oposición a la mayoría absoluta del Gobierno municipal de Tuy. Los obsequiosos elogios que, en el pleno ordinario de 28/05/2020, le dedicaron algunos portavoces al alcalde por haberlos convocado para que la Corporación afrontase la crisis causada por la Covid-19 son prueba de la pleitesía rendida por quienes  reverencian el poder. Nada parece empañar el encantamiento. Ni el que, en ausencia de los presupuestos para el presente ejercicio, se hayan ya aprobado  más de un millón de euros de gasto con cargo al remanente de tesorería, pese a que es deber tenerlos aprobados el 31 de diciembre del año anterior, ni tampoco la respuesta prepotente del regidor a la queja timorata de que a estas alturas del año todavía no se hayan traído para su aprobación: “el gobierno traerá los presupuestos cuando entienda que tiene que traerlos”. ¿Qué razones financieras pueden empujarlo  a disponer de tal instrumento si su mayoría le permite echar mano  del remanente de tesorería cada vez que sea necesario, al margen de la oposición y de los informes contrarios de intervención?   Una particular muestra  de esta reverencial cortesía profesada hacia el regidor, tiene lugar cada vez que determinado portavoz se dirige a él con el término impropio de excelentísimo (quizá considera que es un alcalde excelente), cuando protocolariamente  le corresponde el de ilustrísimo.

El anuncio de renuncia como corporativo (“por circunstancias de la vida”) del concejal Diz Guedes,  responsable, y padrino único, de los calamitosos contubernios políticos habidos en el PP local, que sumieron a Tuy en el escándalo y  estancamiento durante 25 años;  de la desatención de su municipio durante los doce años en que fue conselleiro; y de haber pasado por encima de la normativa urbanística y de Patrimonio como socio-promotor inmobiliario, burlándose al mismo tiempo de los contribuyentes respetuosos y cumplidores de la legalidad vigente; y que, como corporativo, durante el  año de mandato municipal no tuvo más papel que el de entusiasta comparsa del equipo de gobierno (no hay constancia de que hubiese presentado siquiera una moción), cautivó al referido portavoz,  admirador confeso de  la “dialéctica” (en realidad, retórica hueca de adorno) del insigne político,  hasta el punto de que, por identificación empática,  manifestó  sentirse tentado a seguir sus pasos y dimitir también.

Se despidió el dimisionario elogiando la infrecuente buena educación de esta Corporación. Imagino que con la intención de alentar la blandura y docilidad opositora. En todo caso, dicha corrección cívica no cabe hacerla extensiva al equipo de gobierno, al menos a sus veteranas primeras figuras, pues ha quedado demostrado que, de tenerla, no la utilizaron cuando se vieron relevados de sus cargos ejecutivos; y no por un “golpe  de estado”, sino por la democrática suma de fuerzas representativas.  

Solo partiendo de la sumisión esperanzada  pueden explicarse los elogios al alcalde. No los merece, aunque solo fuese por equitativa reciprocidad: basta recordar que bajo la “égida” (protección) del alcalde Padín, término utilizado por el referido portavoz, aficionado al léxico grandilocuente, y con ocasión del siniestro de Paramos, situación bastante más compleja y apremiante que la causada por la Covid-19, el referido mandatario, lejos de recibir alabanzas por la gestión, encajó severas críticas  por parte de la oposición de entonces, hoy Gobierno.  

Sepan  estos amables cantores (cantor laudatio) del normal y lógico proceder del  presidente de la Corporación, que no por ello van a gozar de mayor consideración y paternal afecto que consuele su marginalidad.

 

                                  José Antonio Quiroga Quiroga

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