viernes, 10 de enero de 2014

Porque yo lo valgo


                                      

En política es habitual que la mediocridad de un piernas como el alcalde de Tuy, Moisés Rodríguez, se retribuya de manera  desmedida y obscena. Este chato indocumentado, que carece de palabras, que no tiene palabra, y que, por caprichoso designio de la providencia, ni siquiera le socorre la voz: raro registro silbante entre el de jilguero falsete y el de castrati malogrado, que capitanea el  coro mudo del grupo de gobierno, se embolsa mensualmente 6.437,50 euros provenientes del exprimido sudor de los contribuyentes.

Este incapaz, que no ha podido acabar los estudios medios de diplomatura en empresariales, que, ebrio de gozo cual ratón encima de un queso, desparrama  triunfalismo al frente de la empresa municipal, sobresale por su querencia natural  por la política social de escaparate, en la que basa sus esperanzas de reelección: llevar tartas de cumpleaños a las personas centenarias del municipio, confortar espíritus yendo a todos los entierros, excepto a los de miembros de familias que políticamente le caen  mal,  porque es rencoroso, y posar constantemente para la prensa, para exhibir ufano, como si de hazañas se tratase, cotidianas eventualidades tales como, personal contratado  o la compra de un vehículo. Incapaz, sí,  pero sansón de su hacienda particular, que levanta a final de mes del erario público, sin mayor esfuerzo físico ni resentimiento de conciencia, 1.071.109,87 de las antiguas pesetas.
 

Cierto que esta elevada suma responde a dos actividades: la de alcalde en régimen de dedicación “exclusiva”, y  la de  de diputado provincial. Pero cierto también que para desempeñar la segunda tiene que faltar a su puesto de trabajo en el Ayuntamiento, ausencia a mayores de la abandonada delegación de urbanismo que está causando graves problemas a los solicitantes de licencias, que acaban interponiendo demanda judicial por daños y perjuicios; y que todo esto sucede en un país de recortes salariales y de pensiones, y colmado de desempleados. Obviamente, al pequeño regidor local no le afecta la ley de incompatibilidades de altos cargos, pero sí la de incompetencia de alta carga para la ciudadanía.

He aquí el hombre (ecce homo), el alma cándida, siempre en perfecto estado de revista para comulgar impremeditadamente, cuya puritana moral le permite trampear dos trabajos sin remordimiento ni escrúpulo, y así cobrar dos sueldos; y cuya falta de categoría le llevó a permanecer en la sala de plenos, lejos de ausentarse, y a votar en su favor, cuando debía abstenerse, en el punto del orden del día que  planteaba la compatibilidad de ambos cometidos con la renuncia a la dedicación exclusiva y acogimiento a la modalidad de media dedicación. Además, no es solo cuestión de ausencia de ética sino de falta de legalidad en cuanto que ha vulnerado la ley 30/1992 de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, artículo 28. Abstención: "Las autoridades y el personal de servicio de las Administraciones se abstendrán de intervenir en el procedimiento cuando tengan interés personal en el asunto de que se trate o en otro en cuya resolución pudiera influir la de aquél;..." He aquí el hombre (ecce homo) desnudo de argumentos a merced de la malvada  oposición que lo crucifica  en los plenos, porque lo único brillante que sale su cabeza son los reflejos de luz de su lustrosa y despejada frente. Pero Moisés ni siquiera suda,  supera victorioso el calvario  agarrándose a las tablas de la ley de la democracia numérica: tantos votos, tantas razones.

A primera vista resulta incomprensible que alguien con  alias  de estornudo, Chesssss,  pueda tener un sueldo de quitar el hipo,  6.437,50 euros, y coche oficial para uso propio, pero como estamos  saliendo de la crisis, palabra de Rajoy,  y prueba ejemplarizante de ello es nuestro Moisés, referente máximo municipal en ingresos por rentas del trabajo, debemos reconocer el impagable beneficio del estímulo que su envidiable prosperidad económica genera, potenciado por la singular particularidad de encarnar la metáfora de conductor bíblico, sobre todo para el pueblo sabio devoto, que alienta sobremanera a seguir la estela  de quien ya disfruta a chorros de la luz al final del túnel. Lástima de su falta de carisma ¡Mecachesssss!


Nota: Sí, sí, no diga, ches, diga yes,yes.

 
                        José Antonio Quiroga Quiroga

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