miércoles, 18 de febrero de 2015

CHEScarrillo


Al Munster Ches de la cocina  municipal tudense se le ha descompuesto la tortilla de gobierno elaborada mayormente con ingredientes de muy baja calidad. Dieciséis años de marmitón edilicio, catorce de ellos bajo la turbia dirección política y empresarial de su suegro, exalcalde y constructor de malaventura,  alumbraron el  deconstructor de la Eurociudad que su proverbial empanada mental vaticinaba. La argamasa de la dependencia económica y el temor a represalias del partido mantiene a duras penas el agrietado grupo de gobierno, que contabiliza cuatro imputados en sus filas, alcalde incluido, que se muestra derrotado en el tramo final de una travesía agónica trufada de incapacidad y desavenencias. A esta precaria situación se suma el desconcierto producido por la anunciada retirada de la política del crack.
La obra  realizada en cuatro años de mandato por el popular deconstructor, que justificó su salario de más de 6.000 euros “por los resultados”,  es de película: un castillo de naipes digitales con fotos de su persona; que se vendrá abajo  con un simple clic de borrado electrónico en cuanto desaparezca de la escena política. Nada de su amplio y ambicioso programa electoral ha sido llevado a cabo salvo el remate del campo de futbol de Caldelas. Los clavos ardiendo a los que se aferra para justificar su paupérrima ejecutoria son: participación en la creación de la sobrevenida Eurociudad; redacción del Plan Especial de Protección del Casco Histórico Artístico (PEPCHA), todavía sin aprobación;  peatonalización de dicho casco, en estado de paralización, y la concesión de licencia para un destrozo urbanístico sustanciado en la construcción de un polémico centro de salud, que será un sonado revés de graves consecuencias políticas y económicas por su chapucera tramitación administrativa viciada de ilegalidad.


El pánico a lo que se avecina: inabordable tarea acumulada tras veinte años de parálisis, que está asfixiando al municipio y la ciudad, huérfana de infraestructuras básicas;  imputaciones judiciales pendientes de resolución y numerosas denuncias en la Fiscalía potencialmente susceptibles de incrementar el número de ellas, y las malas perspectivas electorales por la vergonzante decadencia de la ciudad, herrumbrosa y descosida por todas partes, ha espantado también al curtido  exalcalde,  mentor del crack deconstructor, de la presidencia del comité local. El fin de la funesta dinastía familiar dejan el partido y el comité local descabezados, y sin un líder a la vista. La desorientación y el desánimo reinan en el seno de la familia pepera. Este vacío de liderazgo ha sido ocupado por el conjunto de los pedáneos, que se han erigido en protagonistas y espontáneos gestores, proponiendo como candidato a la alcaldía, “por su veteranía como concejal y conocimiento de las parroquias”,  a un ex camionero de una empresa de áridos,  tránsfuga precoz, e imputado por tráfico de influencias y falsedad en documento mercantil. A día de la fecha, el partido del abatido regidor, con más de 600 militantes en el municipio,  aún no ha encontrado candidato/a, a pesar de que el perfil exigido es tradicionalmente bajo. Mientras tanto, en las capillas políticas de la derecha local  la preocupación se combate con ejercicios de fe,   entonando a modo de mantra el conjuro: el PP es nuestro pastor, nada nos  puede faltar.
Así es, nunca falta un roto para un descosido, ni hay mal que por bien no venga. Se rumorea sí, sí, que míster Yes,  preocupado por la alarmante contaminación del agua de la traída municipal, debido a la  deficiente gestión del Consorcio de Aguas del Louro, concesionaria del servicio, deja política y sustancioso salario para desempeñar un cargo  importante en este organismo. Allí asumirá personalmente la responsabilidad de velar por la potabilidad del agua para que nunca, nunca más, ya sucedió en dos ocasiones, el agua suministrada contenga sustancias cancerígenas como los conocidos trialometanos.
El PP es mi pastor, nada me puede faltar. Efectivamente, parece que a míster Yes empleo no le faltará.


                              José Antonio Quiroga Quiroga